martes, 31 de enero de 2012

EN VALLEGRANDE Y LA HIGUERA

Por: El papirri

Entonces llegó la invitación de la Fundación Ernesto Che Guevara para que El Papirri vaya a cantarle al Che a un Festival Internacional por el 30 aniversario de su heroica muerte, en un escenario atrayente de Vallegrande. Llegarían los stars de la nueva canción, se anunciaba a León Gieco, Silvio Rodríguez, Piero, todos en coro general cantándole al mayor comandante de la revolución latinoamericana. La carta decía que cubrirían el transporte mío de La Paz a Santa Cruz en avión y desde allí en minibús hasta Vallegrande, alimentación, dormidita y retorno. Ni un peso de honorarios ni costo de músicos. Era octubre de 1997, Banzer era Presidente de Bolivia cruzando cínicamente los ríos de sangre con el apoyo del 23 % y amenazaba a través de sus fuerzas armadas intervenir aquel acontecimiento. No me lo podía perder.

Así fue que tomé el avión llegando a Santa Cruz en la mañana, los simpáticos cumpas de la izquierda cruceña me esperaban, un amigo muy querido, Fernando Gallardo, me tuvo unas horas en su casa. Luego debía partir en la madrugada, siete horas de viaje, cruzando la selva en un minibús hasta llegar a Vallegrande.

Aquella tarde en la casa de Fernando se me ocurre empezar a componer una canción para el Che, ingreso en trance creativo, daba vueltas como huayronco, me aplaudía los mosquitos, abrazaba la guitarra, tomaba mocochinche helado. En una de las vueltitas me fijo en la pared, mi amigo había colgado un dibujo enmarcado del Che con una frase que decía: cada uno de nosotros, solo, no vale nada; era la cita de la última carta del comandante a sus hijitos. Empezó a brotar la semilla.

A las 5 de la mañana ingreso con mi guitarringa al minibús que estaba cargado de gente, 8 tipos jadeaban en italiano, me toca justo estar al lado de un gordo igualito a Pavarotti que roncaba como rinoceronte, su pecho se inflamaba casi hasta detonar. Entonces el minibús frena de golpe, amanecía con un sol retraído entre los árboles, estábamos en plena selva, habíamos atropellado a un lobo solitario, el chofer montuno tenía que cumplir con el ritual de ver si estaba todavía latiendo, al comprobar que había fallecido lo agarra de las patitas y lo devuelve al monte volviendo al carro persignándose. Los italianos se ponen nerviosos, hablan a los gritos, asustados.

Ya con el sol frentudo llegamos a desayunar a un terrenito, me toca de vecino un tano pelado que por lo menos me saluda con las cejas, los otros me veían como a pulga sudaca, hablamos en un idioma latino inventado in situ, le comenté que me gustaba Lontano de Liggetti , “no es potsible que tu conozca esto¡”, gritaba el pelado quien resultó ser el representante del grupo.

- Somos Modenna City Ramblers. Venimos a conocer la Higuera, chillaba el pelado en Fellini.

Llegando a Vallegrande, me asignaron una camita guerrillera en el living de una casa colonial con 10 camas vecinas alrededor. Los cumpas indicaron que esa noche empezaba el festival, almorcé unos arroces cambas y me puse a terminar la canción mientras iban llegando jóvenes chilenos, argentinos, uruguayos al living aquel. Arribaban empolvados con sus mochilas y banderas del Che, con boinas y trajes jaspeados de verde. Salí a dar una vuelta, la plaza de Vallegrande estaba poblada de k’atus con llaveros, pósters, agendas, libros piratas en torno a la figura del guerrillero. Entonces, terminé la primera estrofa: “Aseguro juro no era solo un llavero/ y su alma, calma no era calcomanía/ aseguro juro no era un aventurero/ un quijote- mote soneto de pacotilla/ su mirada ardiente, esperanza de la gente/ y sus botas rotas disparando tanto amor…”

Esa noche cantó el grupo Sagrado los Andes y no llegó ningún star. Dormí mal, una parejita de argentinos se amaron todo la noche en mi nariz, casi me meto a su cama, entonces me calenté y la llamé a mi novia de la época, una hermosa gringuita progresista de Washington que había decidido quedarse en Santa Cruz ejecutando su consultoría internashonal. La convoqué de emergencia contándole los incidentes nocturnos.

Al día siguiente decido conseguir músicos para que me acompañen en la canción, paso por la habitación de los tanos, el pelado me presenta al bajista, un flaco simpático de nombre Pierino que se acomoda rápido a la armonía. Se entusiasma tanto que juntos vamos a la habitación del grupo Sagrado los Andes, su director el músico Gerardo Yáñez decide entrarle a la canción, convoca a un charanguista y a un zampoñero, él mismo toca una percusión de ollas gigantes.

Esa noche estrenamos la pieza en el escenario de la cancha de Vallegrande, fue apoteósico, los 4.000 espectadores respondían al estribillo: “Che¡ Che¡ Che¡ Che¡ Guevara, cada uno de nosotros solo no vale nada”…Las estrellas vallegrandinas bailaban, la banda sonaba enérgica con Pierino saltando atrás y los cumpas andinos dándole con todo.

Al día siguiente, con dos amigos chilenos pinta de guerrilleros, nos fuimos a la Higuera, cuatro horas de camión y polvo, entramos a la escuelita, reconocimos el terreno, se olia un áurea mística, comprobamos la pobreza sostenible, escuchamos rugir los cañones banzeristas amenazantes que rendían tributo a los mártires del ejército boliviano. Comimos sardina con huevo frito en un sartén abollado, nos abrazamos en el busto gigante del Che y retornamos en medio de la polvareda histórica llegando directo al escenario.

Resultó ser que los stars de la nueva canción definitivamente no llegaron, se fueron todos a un festival en homenaje al Che en el Stadium nacional de Santiago de Chile con excelente recaudación. Nos quedamos con los tanos y algunos grupos nacionales a salvar el festival, menos mal las mesas de trabajo funcionaron.

Para la noche de clausura apareció la bella gringuita, canté mas emocionado la canción Al Che ahora acompañado por una banda internacional descomunal, todos los tanos se subieron a cantarla, recuerdo un violinista impresionante, acordeón, batería, el fiel Pierino, Pavarotti en la primera voz, más los músicos de Sagrado los Andes. Los músicos saltaban en su mensaje de unidad, miles de jóvenes coreaban el estribillo, la gringuita bien enamorada vociferaba en primera fila con su boina guevarista, la canción se había convertido en el himno del Festival.

Antes de retornar fuimos a la lavandería donde los milicos descargaron los restos del guerrillero heroico con sus bellos ojos abiertos, 30 años habían pasado, el lugar estaba idéntico. Estampamos nuestras firmas enamoradas en las paredes mientras lo tanos se sacaban fotos con los banners de sus auspiciadores europeos y realizaban imágenes para su próximo clip. Ni una fotito tengo yo, che.

El abrazo de despedida con Modenna City Ramblers me partió el espinazo, ceñido a los cabellos amarillos de Mary retorné al mundo agradeciendo a la memoria del Che por esos días gloriosos y a los buenos espíritus por haberme ayudado a parir una canción unitaria de emergencia.

viernes, 20 de enero de 2012

ALASITA

Por: El Papirri

” Hoy entierro los dolores, barnizo los humores, el corazón palpita/ esquivando trancaderas, cambistas y problemas voy a las alasitas/ llueve mistura a las doce, pintando la rutina, cambiamos el planeta/ a ch’allar la esperanza, un api atigrado circula por mis venas”… Así inicia la canción que compuse para la Alasita y para el Ekekito, allá por 1996, hace 20 años y que ahora se ha convertido en la banda sonora de la fiesta anual.

Para nosotros los paceños de La Paz la Alasita es tan relevante como la Navidad. Por algo la fiesta se llevaba a cabo antiguamente el 21 de diciembre, en el solsticio de verano. Vislumbro tres etapas en esta bella historia: la primera, hace miles de años en pleno Tiwanaku con un ritual profundo dedicado a las deidades para que provean alimentos en abundancia y otorguen fertilidad. Dicen los que saben que la deidad principal del añejo período es el Ekhako, representado por la figura de un indígena con joroba ( o seria su k’epi?) y el pene bien erecto. Se lo puede ver en los museos paceños, hecho en metal o en piedra negra basalto, los miles de años no pudieron con él.

Esta etapa va más o menos hasta 1550. Luego de la Fundación española de Nuestra Señora de La Paz, la Feria va llegando a la hoyada, el Ekhako pijudo causa iras a un obispo amargado que prohíbe el ritual declarándolo indecente y reñido con la moral judeo cristiana. Entonces se inicia la etapa del amuki, del silencio aymara de resistencia, 200 años de ritual clandestino, hasta dar con la tercera etapa que se inicia en 1781, con el cerco de Tupak Katari y su esposa Bartolina Sisa, los pioneros en rebelarse contra la brutal colonia.

Se cuenta que el cerco de Katari fue radical, los españoles y criollos de la hoyada morían de hambre. Los empleados aymaras del Alcalde paceño de la época le salvan la vida con alimentos originarios bien almacenados: la quinua, el targui, la coca, la quinua, el mote salvaguardan la existencia de Don Sebastián Segurola y familia. Cuentan que el alcalde pregunta a los sirvientes de donde viene el milagro, lo llevan a un k’atu clandestino, allí los aymaras le presentan al Ekhako que guarecía severamente estos alimentos prodigiosos. Segurola, agradecido, decide reiniciar la festividad, el rito, la feria trasladándola al 24 de enero y casándola con la Fiesta de la Virgen de La Paz. Entonces nace el Ekeko que dicen se parece a él, regordete, con cara de Jorge Negrete. Esta etapa va de 1783 a la actualidad , más de 200 años de Feria y cambios de la figura mágica, conservándose la pulsación sagrada de pedir cositas, abundancia , fertilidad y la creatividad de las miniaturas de los hábiles artesanos. Hoy urbanizado, el Ekeko es nuestro rey mago mayor y ha extendido su reinado a toda Bolivia, Perú, Argentina, Chile y Brasil.

En esta Alasita quiero pedirle al Ekeko que nos dé cositas, pero que también nos otorgue virtudes: amistad verdadera, corazón abierto, unidad y dignidad. Ekekito, papito, guagüita de pecho, este 2012 es el cinco, la estrella se avecina, danos pues serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, valor para cambiar las que se puedan, abundancia en paz y mucha fertilidad para que las virlochas tengan guaguas hermosas, para que los paceños y neo paceños nos unamos for ever. Danos abundancia Ekekito desde el fondo de nuestras almas y no solo con lo de afuera. Camiones, licuadoras, refrigeradores, k’atus, títulos, viajes, dólares, euros, bolivianos, argentinos, televisores, living, comedor, dos cuartos, línea telefónica, hectáreas, chevas, está bien pedir. Pero también seria este año desear hectáreas de amor, kilos de lealtad, toneladas de agradecimiento, respeto y entendimiento.

Ekekito, líbranos de los serruchos, los falso afán, los super llunku, los ladillitas, los crueles t’anta yupis. A los rateros y maleantes tienes que darles duro con el chicote de

jilakata que te prestamos estas tres próximas semanas. A los narcos mételos en cana, a los pushers hazlos hincar con el poder de los andes.

Sobre las esperanzas quisiera pedirte que le hagan una estatua al Nilo Soruco y una Plaza al Benjo Cruz. Y que un gran parque lleno de flores en Santa Cruz se llame Gladys Moreno. Quisiera pedirte que nuestro ayllu boliviano este repleto de ternura, que la señora gorda no lo persiga tanto al inquilino, que le ayudes un poco al k’encha Terán para que pague sus deudas. Que al mundo lo gobiernen los artistas, que les otorgues inspiración y platita a los artesanos de verdad y que los chilenos no se roben el salar de Uyuni.

No te olvides del Víctor Hugo Viscarra, Ekekito, yo te hey hecho caso cuando me encargaste lo del Jaime Sáenz, instruyendo en 1998 cuando era Ofishal de Cultura que la Casa Distrital de Cultura de Villa San Antonio que levantamos en la zona lleve su nombre, pues querían ponerle el nombre de un gil de abril.

A los periodistas que se acuerdan de mí solo en esta fecha, diles que no jodan, que se acuerden siempre o por lo menos a veces del Papirri, porque él se acuerda de ellos también a veces shempre.

Ekekito, en esta Alasita además quiero comprar pasaporte, viajar al polo norte, pasaje con su visa, quiero raspadillo de canela, anticucho matapena, enterrarme en masitas, quiero cóctel de soya, cinco cero, chico bolas ¡negrito de alcancía, quiero plato paceño picante, gomero bien galante, suerte sin blanquitas¡

Porque mi pueblo no necesita de una isla de la fantasía donde se cumplan sus sueños, para eso está:

Alasita, ala plena, alasita, rebaja casera, alasita, alarila ¡sé que el Ekeko ya cambió mi vida ¡

miércoles, 21 de diciembre de 2011

ASOSASHON DE HUERFANOS Y CASOS AFINES

Por: El Papirri

Desde mi memoria más remota hasta los 13 años tuve navidades normales y felices. Mesas formidables con tías, primos, hermanos, papas, tíos inventados, primas guapas, todos bailando chacarera en tropel en el patio de la casa de mi abuelo, en Santiago manta, noroeste argentino. Era de ver esas mesas, los platos con carne jugosa planeaban, los cuetillos y zapateos tronaban, las guitarras circulaban de mano en mano, los bombos legueros repiqueteaban a leguas, el vino pintaba la noche, el calor chaqueño sano nos hacia jugar futbol en la calle, pata pila, puntero derecho. La fiesta pasaba de largo hasta año nuevo y todo reposaba en la fiesta de Reyes con los regalos en los zapatos.

Dos cosas obstruyeron aquel bello círculo anual: la muerte de mi madre y las dictaduras. No volví más a la casa del abuelo. En cuanto a los del plan cóndor, los únicos que podían estar felices y bailar eran los milicos y sus familias con pulpería, seguro social, pasajes gratis, bonos, más bonos, aguinaldos, viajes a Miami. La desaparición forzosa de mi tío Dardo también demolió a la familia.

Entonces llegó la peregrinación paceña con mi padre, de casa en casa, buscando donde pasar la Noche Buena. Una vez, sopas de lluvia, la pasamos indagando un caserón en Achocalla inubicable, la casa del Pato Cárdenas, intimo de mi padre. Tocamos el timbre de una casa equivocada a las doce en punto, una señora amable grito el Papa Noel¡, nos invitaron chocolate, a los diez minutos mi padre era el dueño de la fiesta extraña cantando Nath King Kole, y yo en un rincón mordiéndome los labios , avergonzado, extrañando a mi madre.

En el destierro mexicano, ya con 20 años, decidí crear la Asosashon de Huérfanos y Casos Afines (AHUCA). Nos juntamos a fundar la Institushon frente a un pesebre medio raca nomás los marginados del amor familiar, estudiantes sin plata para el retorno, divorciados recientes, separados persistentes, huérfanos de verdad, exiliados insomnes, latinos unidos por ese sentimiento fragmentado que luego me haría componer aquella canción que dice: la navidad es un hueco de vitrinas imposibles. De retorno al país, por suerte aparecían noviecitas que te llevaban a su casa, se inventaban un regalo, la suegra lo convencía al suegro de la presencia inútil, hasta que salían los tragos y la guitarra convertía toda duda en un nuevo concierto familiar.

Ya en el digito tres recuerdo una Navidad muy intensa. Como buen contreras me peleo justo en Navidad con mí entonces pareja, me acuerdo de Achocalla, decido convocar a una reunión de emergencia hasta las últimas consecuencias de AHUCA, en nuestra sede, el mini boliche Ave Sol. Era viernes 23, derrotamos todas las botellas, la Directiva fue compuesta esa noche por mi amigo el eximio charanguista Donato Espinoza, alto dirigente de “los huérfanos”, ch’allamos de paso su nuevo charango Acha electroacústico que era novedad de la época. El Secretario de actas fue el anfitrión y poeta Fernando Lozada que hizo reventar su cajón peruano toda la noche, el vocal de turno y guitarrista Juan Carlos Cordero, gran representante de los “casos afin” en una situashon similar a la mía, nos hizo emocionar con sus versiones de Domínguez. El secretario de seguridad Rolito Costa recitó poemas teñidos de desconsuelo. Ya en el amanecer apareció un referente de AHUCA, el compositor Jach’a Flores, que nos hipnotizó con sus morenadas compuestas a silbido. Serian las 9.00 de la matina cuando salimos de golpe al solazo a bailar en la vereda, cinturitas, orejitas, con la Conny, la Yolita, la Fa, dignas damas integrantes de la mesa directiva femenina de AHUCA que comprobando el exceso matutino se maquillaron rapidito y desaparecieron en pro de la normalidad del sábado navideño.

La mesa directiva retornó a la cueva, a la euforia, al estreno de canciones del Papirri, las versiones virtuosas vibraban en las cuerdas. Al medio día un huallaque de emergencia generó la dispersión, el Donato, solidario, supo que yo no volvería, que había decidido huir hacia adelante, cerveceando cabeceamos, hasta que decidimos partir mecánicamente al Ave Sol, pero estaba cerrado.

Bien abrazados a nuestros instrumentos cantamos una serenata a capella a unos balcones que quedaban justo al frente del boliche. Ya atardecía, era la hora azul. La magia de mi ciudad, hizo que salieran al balcón tres bellas damas con vestidos floreados que gentilmente nos aplaudieron. Prodigiosamente se abrió la puerta, era una casa del Sopocachi de las de antes, unas gradas empinadas de resolana transportaban a los cuartos con balcones. Una bella dama de vestido rojo

floreado con cuerpo generoso, tetas maternales, tacos plomos puntiagudos y edad incalculable nos dio la bienvenida en su abrazo navideño.

- Pasen chicos, suban, dijo medio ronquita.

Con el Donatiux le cedimos gentilmente las gradas para poder ver mejor, disfrutamos unos segundos de calzones bordados. Entonces ingresamos a una habitación con cama matrimonial, con su caldera, su anafe y el póster de Ricky Martin.

-Les prepararé un buen café para que reaccionen. Anoche estuve escuchándoles al frente con mi amigo que es gerente de un Banco y fan de su música. Uds. son dos genios incomprendidos, dos ángeles que se cayeron de alguna nube, dijo Gisela en chileno, sirviendo un poderoso café en jarro.

Salud ¡brindamos con el Donatiux y los jarros chocando dieron un do sostenido. Desenfundamos los instrumentos dedicándole a la dama El Choclo, un poco impreciso pero todavía musical y amilongueado. Entonces ingresaron otras 4 damas a la habitación, algunas en vestido, otras en camisón. -Oye, estos son buenos de verdad, dijo una rubia también en chileno. –Otra¡ otra ¡ pedía una belleza morocha que traía un camisón transparente y decía ser tucumana.

Cuandom se agotaba nuestro repertorio apareció un señor sesentón, con pinta de ex pesista, le llamaban Don David, acarreando un panetón navideño, champán y un singani sin etiqueta. –El otro día los vi tocar en la tele, puñó, dijo. Entonces, iniciamos la Sesión Solemne de AHUCA por Noche Buena en la cocineta, con palabras de mi persona, presidente vitalicio de la institushon.

Ya cerca a la Noche Buena, Donato desapareció con su charanguito a dar cuentas a su mama y a sus mamacitas, parece que llegó raspando a las 12.00. Yo me quedé nomás, improvisé un repertorio navideño, cayendo al amanecer extenuado en la cama de Guisela mientras empezaban a llegar los galanes de las damas y Don David abría de emergencia la Boite La Miel. Al día siguiente, el ch’aqui fue glorioso y tibio en los brazos de Guisela, suavemente me cantaba al oído bien le cascaremos.

EN LA FERIA DEL LIBRO DE QUITO

Por : El Papirri

En la mañana hace un sol recto que te parte las orejas, en la tarde resuella la lluvia pequeña, chinchosa chilcha la llovizna chulla que te moja hasta la chucha. Armamos un stand esquinero, quedó bonito, tiene un letrero chulo que dice BOLIVIA, stand 80, se encuentra en el pabellón internacional de esta IV Feria Internacional de Libro de Quito 2011 realizada en el Centro de Exposiciones Quito en la primera quincena de diciembre.

El año pasado principiamos nuestra participación en la FIL QUITO 2010, conseguimos que la Cámara del Libro de Bolivia envíe libros con un delegado que llegó con 15 cajas que contenían 800 libros de 10 editoriales, fue bueno, vendieron bien recuperando sus gastos y ganando alguito. Este año, la Cámara nos dijo que no podía pagar ni el envío de los libros ni el delegado, llegó el vacío de no participar. Entonces se me ocurrió preguntarles donde se quedaron los libros sobrantes del 2010.Llegó el dato, están en la Librería editorial Rayuela de Quito. A la sazón me fui para allá, ya era octubre, confirmando que Rayuela tenían en sus muebles mas de 300 títulos bolivianos empolvados, paraditos y sin dueño, de las editoriales La hoguera, Plural, Gente Común, PIEB, Muela del diablo y otras .Fue así que decidimos hacer una alianza estratégica con Rayuela, quien puso esos 300 libros en nuestro stand mas 105 que llegaron vía cancillería que colocamos como contraparte, publicaciones estatales muy interesantes de los Ministerios de Educación, Medio Ambiente y aguas, Desarrollo Rural, Proande, que nos hizo llegar gentilmente la Dirección de Multilaterales de Cancilleria a la cabeza de José Crespo, luego de que los perseguimos con cartas de auxilio por un par de meses.

Nuestro k’atu está bien alimentadito, oyes, y muy visitado, al frente está el de Cuba con buenos precios y un Lezama completo, al lado el de Venezuela que presenta el best seller de su embajador, mas allá el de Colombia que mas parece el living de una agencia de turismo, el de EEUU ofrece solo cursos en ingles. Son días feriales maravillosos, por fin puedo mirar el cielo de la tarde aunque sea nublado, sonreír con la lunita quiteña y su lucero nostálgico, respirar fuera de la jaula los árboles del vecino parque de La Carolina que por falta de tiempo no puedo visitar. La vida es el tiempo denominado libre, che , si no tienes ese tiempo no tienes vida, por allí transcurre lo mejor: mi guitarra, la bicicleta, Cortazar, escuchar linda música, conversar con los cuates, respirar árboles por la carolina con mi Carolina, componer, leer a Horacio Quiroga, caminar, tomarse un trago. No tengo tiempo para esa libertad, grave.

Pero sin llorar, pues llega alegre la inauguración de la Feria con el canciller ecuatoriano dando abrazos, citando a Neruda, Vallejo y Borges, con la Ministra de Cultura de Ecuador que nos nombra como una de las 6 embajadas que participan con stand propio y de pronto nuestros caporales hacen tronar el acto y otra vez Bolivia posesionada en este Quito gris.

Algo curioso, las Crónicas del Papirri están en dos stands, en el stand de Bolivia con la editorial Plural y en el stand de la editorial ecuatoriana JG que se animó a publicarlas ¡

El invitado de honor fue Perú, todo olía a ceviche, a Vargas llosa y a Bayly, más aun con los conciertos de la cantante Victoria Villalobos que engalanó versiones de Chabuca con un excelente guitarrista alumno del maestro Félix Casaverde. Ahora que la escucho en el pabellón de artistas de la Feria, la guitarra chola- afro- peruana tiene toda una escuela, identidad, esos sincopas del bajo, los acordes tensionados, esa rítmica del lando que hace tronar al gran cajón peruano globalizado en sus dotes sencillas. -Aportar al alma gitana es totalmente top, no?, pienso mientras veo una falda intelectual pasar. Pienso luego insisto.

Entonces de pronto llega uno de la FLACSO con su morral de aguayos y se lleva la obra completa de Sergio Almaraz más otros 20 libros de ciencias sociales de Albó, Luis Tapia, Lazarte, Oporto. Una señora poetisa se entusiasma con la obra de Yolanda Bedregal y se la lleva recitando. De reojo mientras atiendo el k’atu leo El misterio del estido del William Camacho que me hace reír. Un señor de gorrita se lleva feliz y pegado a su cigarrito Vidas y muertes de Jaime Saenz, por un libro de compra obsequiamos afiches que nos mandó el Viceministerio de Turismo y la donosa revista Cultura de la Fundación de Banco Central que nos llegó en el paquete ministerial como mensaje de

saludo de mi amigo Robi Borda. Una señora dice que ama Bolivia, que vivió los años más felices con su difunto esposo en Calacoto, me muestra la foto de su hija, es hermosa, le digo que la traiga y se va con los Cuentos escogidos de Adolfo Cárdenas no sin antes sacarse fotito con la wiphala. Tengo que leer unas palabras en la presentación del libro En Busca de Bolívar del colombiano William Ospina. Un ratito voy a ver los libros en el Pabellón ecuatoriano, me animo a comprar los Cuentos Completos de Cortazar edición Alfaguara, promoción dos tomos por uno, una intelectual me guiña con sus lentes, la invito a tomar café, me cuenta de su novio italiano, que le regaló su mini laptop, discutimos sobre el libro de Ospina: me siento todo un Paz Soldan, che¡

Cumplimos. La cámara del libro vendió sus libros empolvados, nuestro stand fue de los más bonitos y visitados, Bolivia se posesionó de nuevo con su cultura, libros y danzas, 100.000 personas visitaron el campo ferial, se difundieron publicaciones estatales de gran valía. Repartimos impresos informativos turísticos intensamente, todos quieren ir al salar. Con esto hemos cerrado una intensa agenda anual de gestión cultural acá en Ecuador que incluyó entre lo mas sobresaliente el I FESDABEC 2011 (I Festival de danzas Bolivianas en Ecuador) que tuvo 200 bailarines ecuatorianos participantes bailando caporal, Tinku, morenada y hasta diablada, la V Semana Cultural de Bolivia en Ecuador que beneficio a 15.000 hermanos ecuatorianos con sendos conciertos gratuitos del grupo Alaxpacha, con exposiciones y entrada folklórica mas, el V Ciclo de Cine de Bolivia en Ecuador estrenando en Ecuador la obra de Jorge Ruiz, Wara Wara de Velasco Maidana e Inal Mama de Chichiso López y esta participación calida, fluida, sin dramas en el FIL Quito 2011.Todo sin un dólar de presupuesto. Bien, ché, pa ques decir, aunque sigo extrañando al tiempo que es vida.

CARTAS

Por: El Papirri

Hoy recuerdo con mucha nostalgia las cartas de aaantes. En mi niñez paceña esperaba con mis ojitos inquietos y mis churcos aplanados por tanto pelotazo, las cartas que llegaban desde la Argentina, misivas emocionadas de parientes escritas con pulcritud. Aquel personaje entrañable- el cartero- llegaba con su mochila de ausencias y distancias, con su overol azul, botas de premilitar y una gorrita que parecía más del ferrocarril que del correo. Con aplicación se encargaba de alimentar a mi puerta por una boquita que decía buzón. La boca era plateada y se abría y cerraba produciendo una risita característica. Alguna vez pillé el momento preciso del escupitajo de la carta, era de mi primo santiagueño Andrés, el sobre llegaba polvoriento y cansado, había viajado una semana en un vagón tartamudo cruzando el chaco ardiente, salares prehistóricos, verdores de valles, altiplanos estoicos, andes congelados, hasta aterrizar en el piso de casa.

Agitado, cogía el sobre que tenia una bandera celeste y blanca en el borde, primero desprendía a vapor de caldera estampillas maravillosas con gauchos en acuarelas, mini cuadritos que resguardaba en papel celofán. Luego hacia el gesto de ver el sobre tras el sol abriéndolo con sumo cuidado, como si fuera de porcelana, entonces se desplegaba un escrito con varias hojas de papel biblia transparente, la misiva había sido escrita seguramente con otro papel atrás que señalaba la rectitud de las rayas, la letra de Andrés era única, recuerdo el encabezado, Santiago del Estero, Argentina, 11 de agosto de 1969…

Ya mas creciditos decidimos inventar un idioma propio, un código que solo entendíamos los dos, pues nuestras hermanas se habían aficionado leer nuestras cartas que eran de suma confidencialidad y luego se burlaban del estilo. Entre carta y carta, nos pasamos el trabajo de inventar un código personal con mas de 26 signos: un cuadrado con dos antenas era la a, un triangulo con circulo adentro la b. Yo guardaba como gran tesoro aquel papel con jeroglíficos secretos que descifraban nuestra comunicación de guerra. Hasta que un día mi hermana mayor descubrió entre mis medias aquel recetario y se jodió todo. Pero por lo menos transcurrió un año con las cartas secretas en nuestro idioma de quipus que contaba como se llamaba la última chica que te gustaba, el triunfo de Boca, los nombres de los que nos caían mal en el curso y las posibles fechas del ansiado reencuentro anual. Leer esas cartas demoraba horas.

Tengo latiendo en el corazón las cartas que me enviaba mi novia Teresa de Aguascalientes, cartas perfumadas de violetas, con pluma marrón como sus ojos y esa letra pulcra, inolvidable, letra de misiva independentista. Esas epístolas, Teresa me las enviaba en la misma ciudad, al hotelillo donde vivía, pues sus padres prohibían nuestra relación. Un indígena con guaraches las traía sudando, como si trasladara una bomba, con la instrucción de entregar la misiva en la mano. Contenía poemas, pensamientos profundos, colmados de nostalgia.

No se como llegaban desde Bolivia a México las cartas de mi hermano German pues traían aires de ilegalidad, mi hermano había decidido retornar del exilio a voltear a la dictadura Garciamezista, se encontraba clandestino en el país, sin embargo las esquelas llegaban porfiadas: él firmaba Bouvier y yo devolvía la contestación a la nada firmando Cafetín. Eran cartas que por su dramatismo parecían testamentos, últimos deseos antes de un fusilamiento.

Recuerdo con emoción las cartas que recibía desde Sucre de mi amiga Matilde Cazasola, hojas llenas de poesía y buenos augurios, adjuntaba poemas manuscritos, estampitas con flores secas, consejos temperamentales, dibujitos en miniatura, reflexiones profundas en su letra única. Cómo extraño la letra de la gente amada ¡

Hoy abrí mi mail, tenía 20 mensajes colectivos, noticias de foros abiertos, invitaciones mecánicas, mensajes obligatorios para entrar a alguna red social y solo una carta telegrama de mi amigo Willy Claure desde Suiza que en tres palabras decía que se acuerda de mí.

Donde están? Ahora que tenemos esta gran facilidad de comunicación no nos comunicamos. Será que deseamos volver a las cartas traídas en diligencia? A las cartas de Bolívar? El prócer tenia que escribir cuatro cartas iguales a pluma de ñandú para que talvez alguna llegue a su destino. Hasta los telegramas de antes eran mejor que los mensajes que hoy recibo en el mail. Y las huevadas que uno lee en la red social, eso es comunicashon? Y mi primo Andrés hoy tan ocupado y tan importante que ni siquiera puede escribir un mail telegrama… No me pidan que entre a chatear, esa conversación da pena, además es un castigo cuando te dejan con el dialogo latiendo.

Ya, che, mejor no me hagan renegar y escriban una carta decente que la saudade es la misma que hace tres décadas, que el extrañar sigue siendo la misma pulsación sorda de la infancia.

viernes, 25 de noviembre de 2011

LA ALUMNA DE GUITARRA

Por: El Papirri

Era una época difícil, hice elaborar con un amigo imprentero unos tickets para vender clases de guitarra, cada ticket contenía 4 clases, las vendía en combo con precio especial. Entonces recibí el llamado de una mujer hecha a la sexi solicitando clases a domicilio, martes y jueves de 18: 00 a 19:00, por favor. Me alegré: la dirección era en el edificio de al lado, además pagaría en dólares.

Entonces voy, llego 5 minutos antes de la hora, manipulo el timbre, empieza a repiquetear la tracalera de llaves de la puerta, conté 6 aperturas. Luego de la cadenita, por fin, abre ella.

Ya en el digito cuatro, la alumna tenía cara de muñeca de goma, dos puntos negros eran los ojos, el pelo corto teñido de rubio insolaba, feíta, alta, de sonrisa conquistadora me da la bienvenida con un beso al aire. Dos tetas generosas me apresan más de la cuenta, su perfume repiquetea a dutty free. -Espérame, me voy a cambiar, dice cerrando las 6 llaves.

Sospecho un cuerpo bien trabajado en gym bajo el traje sastre de azafata. Me quedo solo en un living pulcro, la foto enmarcada de un hombre con cabeza de títere me mira. -Es mi ex marido fallecido, dice sorprendiéndome por la espalda. Marchamos al estudio, sonríe nerviosa.

Se había puesto una mini extrema de porrista con una sudadera de la U de Cambridge, los muslos relucían. Ingresamos al estudio, títulos en ingles se mostraban primorosos en la pared, una Mac parpadeaba fotos en UK, Ay, mi época de estudiante, dice, desenfundando la Yamaha.

-Quiero confesarte que tu mama fue mi profesora de guitarra, yo iba a tu casa, era una niña, tu eres dos años mayor que yo, naciste el 18 de septiembre. Siempre tuve envidia de cómo avanzabas tan rápido y yo no, ahora enséñame¡ aseveró lanzando una extraña mirada.

Entonces doy inicio a la clase mostrando las alternativas de posición del instrumento, se decide por la posición clásica, al acomodar la guitarra entre las piernas un cola less con frutillitas muestra la línea húmeda que me hace atorar. Cuando me aproximo a indicarle la posición del brazo izquierdo, me agarra rudamente de la nuca dándome un chape tenso, la Yamaha vuela creando un cluster con la alfombra, con la otra mano abre, virtuosa, la brageta. Me tira de bruces arrancándose el cola less que vuela sin control, todo en segundos. El galope es sulfúrico, punzante, drástico, hasta un final in crescendo con agudos de soprano. Entonces se descuelga, lanza otra vez la mirada extraña y se va llorando al baño. Asustado, ordeno las partituras del piso, levanto la pobre Yamaha que yace junto al atril. En aquel momento sale lánguida en una bata rosada esponjosa, un rímel de angustias le pinta la cara de muñeca fea, me paga la clase, abre los 6 cerrojos, Nos vemos el jueves, dice en gemido, despachándome.

La próxima clase fue completa. Cuando me iba, dice suave: Quiero hacerte escuchar la canción que deseo me enseñes. Pasamos al living, la cabeza de títere me juzga desde su foto enmarcada, suena “A Felicidade” de Vinicius y Toquiño. Mientras canta bien feo encima del CD, abre una botella de vino francés, una delicia de tapas españolas aparecen como por magia en la mesita. En lo mejor de la bossa ataca en súbito, besa lastimando, la revolcada en la alfombra es interrumpida por secos de vino, se iba, secaba y volvía, entonces me caliento agarrándola por atrás y llevándola al ventanal. Subo la falda de azafata, firme, metódico, doy fuelle intenso prendido de buenas caderas, sus dos manos golpetean el vidrio que se abre en sorpresa, perdemos el control, por milagro no caemos los 9 pisos abajo.

Desnuda, beodita y hitleriana se incorpora, señala la puerta como barita diciendo: te vas carajo¡ Tira los 20 dólares en la mesa desapareciendo a tropiezos por el pasillo con sus nalgas lunarejas. Demoro varios minutos tratando de abrir los 6 cerrojos, salgo a la calle estremecido.

Al día siguiente toca el timbre una cholita con deliciosas humintas tibias, una tarjeta de USAID con nombre de mujer y apellido croata dice: disculpas ¡ te espero esta noche, tengo una cena con amigos, ven por favor.

Era un viernes paceño lluvioso y frío, me antojo, decido ir. Entonces la alumna aparece ahora con churcos rojos y con ojos verdes falsos. Me abraza laaargo, suena un wuauuu de la concurrencia elegante. Un tipito gay impecable cuenta de su última novela, dos gringas se ríen en ingles,

música tecno suena al fondo. Luego de hablar boludeces nos íbamos todos, pero la alumna me detiene, niña y chispeada dice: Veamos un poco de tele.

Entonces ingresamos de la manito con nuestras copas de vino a su habitación, una cama matrimonial dadivosa con edredón ingles se hace desear, me entrega el control con otro seco de vino dándome un pijama limpio (creo del títere). Me lo pongo mientras ubico un partido de la liga inglesa. Surge tambaleante en un camisón transparente que insinúa una sombra ardiente. Luego de besos tiernos y de dar fin a dos botellas, retorna la loca, empieza a putear por los hombres desgraciados, Mi padre el primero, moquea, además mi apellido es Loza, imagínate, Loooza, nunca me vino a ver al colegio, todos Uds. son una mierda, chilla. Agarra un cuchillo filudo destripador de tocino, con los ojos falsos me apunta, Mejor prepárate, tendremos una noche movida, expone amenazante, mientras va en busca de mas vino. Aprovecho y raudo me meto al baño de al lado, -Ya vienes?, increpa en diferentes tonos.

Salgo sigiloso y en pijama voy abriendo los 6 cerrojos, el último me denuncia en su graznido, entonces aparece al trote chueco con el cuchillo al frente, como muñeca desinflándose se abalanza, recupero mis reflejos de arquero de la Zapata gambeteando la primera estocada. Desesperado logro abrir la última llave. Se lanza de nuevo con los ojos verdes de mentira descarriados, la segunda estocada se clava en la puerta no sin antes raspar mi antebrazo. A las rastras le doy el portazo en la frente descubriendo que el llavero se quedó conmigo. Mientras veo la mancha de sangre que crece en mi antebrazo atranco por fuera el cerrojo principal, se escuchan los alaridos: desgraciado ¡ya veras, maricon de mierda, cantas horriiiible¡

Desciendo a tropezones los 9 pisos por las gradas entregándole al portero el llavero, descalzo, medio duro, sangrante, surjo a la avenida Arce en pijamas. Al llegar a casa, mi portero- el gran comandante- se vuelve bastón, me cura la herida con torniquetes vanos que desembocan en una clínica. El medico zurce 5 puntos sin anestesia.

Las próximas semanas la alumna de guitarra se desespera en sus mensajes, manda con la cholita masitas, cuñapes, torta, el Principito. Los recados en la grabadora ruegan disculpas, otras veces insulta embriagada. Me asusto, decido inventarme conciertos por el interior desapareciendo un par de meses. Luego llega a mi mail la invitación a su matrimonio con un funcionario internacional iraní que supe después fallece demasiado pronto.

Alguna vez la veo de lejos por el barrio, ríe sola, corre desenfrenada en su buzo plomo de la Army, llega en autos raibanizados importantes con su traje sastre de azafata. Yo me hago al gil frotándome la sonrisa del antebrazo.

lunes, 19 de septiembre de 2011

MI EDAD

Por: El Papirri

Dice el galeno con su cara de trasero que mi colon tiene la edad de mi abuelo, 70 años dice tiene, es que amasó sus cañerías por tanta vida apremiada y le salieron cututus como de llanta veterana / cañería vencida parece dice, pista con erosiones, cuando pasa el bolo va brincando hasta caer en el abismo de una bolsa imbecil llamada nada menos que divertículo. El diagnostico es serio, dice riendo. La verdad, me divertí mucho gestando divertículos, ahora ellos se divierten conmigo.

Mi ojo derecho tiene mi edad/ media década de mayos bien servidos, gran punto luminoso verduzco que arrebató señoritas indebidas con su guiño/ chanchullero veloz, faro de bosques, mundo en cristales, lindo apuntabas los chutis al sol.

Mi ojo izquierdo tiene 67 años/ esta rodeado de lagunas de sangre, de mapas vampirescos, residuos de noches inmemoriales, de días vueltos noches, se hincha y desincha en una tarde/ molesta, roncea/ que pasará con su esferita risueña y su paraje lujurioso? Coágulos que fluyen le hacen emboscada, está agotado, pero debe seguir escribiendo cartas cojudas y releyendo el mismo libro. Este es el que recibió algún chopazo de enemigo, este es el aguerrido, el que salía al frente, el de los gases de los milicos, este es el que se esforzaba por desvestir a las niñas sin que se den cuenta: ex combatiente querido, se que estarás conmigo hasta la muerte.

El tobillo derecho cumplió 64 años, tiene unos tendones como liga percudida que me provocan torceduras súbitas, malhumoradas. Se parece al calzón de la Gueli. Apenas circula hoy aquella derecha que metió goles increíbles en ángulos diminutos desde distancias virtuosas en aquellas canchas polvorientas paceñas. Mi tobillo izquierdo tiene 40, quiere correr y se tranca por su mellizo herido, fue más cauto, solo chanfles y alguna bolea.

Mi dentadura cumplió 120 años, grave está/ aquellas columnas áureas han sido bombardeadas por el tiempo/ tambalea en sus volcanes tullidos/ en los noviembres parece que seré una ñatita k’asa ventana.

Mi pene 28 años tiene, en los momentos menos esperados despierta y yergue su vitalidad inmune, brota derrotando elásticos/ sigue siendo el cañoncito venerado por virlochas y señoritas bien/ levanta su cabeza vibrante en poliglobulia sonora con su boquita de pescado sediento. Le debo una oda.

Mis manos tienen la edad de la música, la izquierda todavía puntea, hace acordes insólitos, escribe solita en el teclado, esta mano mía levantadora de faldas. En cuanto a la derecha tiene lunares que generan carreteras venosas, rápida en los arpegios, severa en los ritmos, siempre creativa se bambolea como foca en llaga y excita a las gringas con sus flamenqueadas.

Tengo dos hígados, uno en su lugar y otro cerca del testículo izquierdo, el primero pasó los 40, el segundo tiene la edad de la tristeza. Y hablando del tema, los dos parecidos siguen sexis colgando en sus morrales artesanales, cumplen sus sendas regadas, uno tiene 35 años, el otro reposa atemporal y enrollado en su cosmos de venas.

De mi corazón debo decir que tiene nomás mi edad, es un blader enorme con su batutua bendita, se irrita, tartamudea, tiene 25 septiembres cuando te ve llegar en las tardes / pasa el siglo cuando siente la injusticia y la mentira. Niño feliz sufre de viejo, tiene varias edades en un día, lo protege una corteza violeta de bondad.

En total tengo 456 años y eso que no cuento la edad de mis cabellos que pasaron fríos perennes, calores amazónicos y se restregaron chapis por el dulce de tus manos. Que cuantos años cumple mi alma? Depende del día… Que cuando dejare de ser? Ya no me acuerdo, cumplí los años que quise, puedo ser partícula.

Me voy acercando pasito a paso al agua infinita, espero hacerlo con un buen malambo. Confieso que he bebido, confieso que he sufrido, confieso que he reído, confieso que en los atardeceres me siento desolado en esta ciudad de autos, asperezas y rateros. El carnet dice que hoy, 18 de septiembre, cumplo 51 años.

51 aaaaños, yaaaaaa…