viernes, 20 de enero de 2012

ALASITA

Por: El Papirri

” Hoy entierro los dolores, barnizo los humores, el corazón palpita/ esquivando trancaderas, cambistas y problemas voy a las alasitas/ llueve mistura a las doce, pintando la rutina, cambiamos el planeta/ a ch’allar la esperanza, un api atigrado circula por mis venas”… Así inicia la canción que compuse para la Alasita y para el Ekekito, allá por 1996, hace 20 años y que ahora se ha convertido en la banda sonora de la fiesta anual.

Para nosotros los paceños de La Paz la Alasita es tan relevante como la Navidad. Por algo la fiesta se llevaba a cabo antiguamente el 21 de diciembre, en el solsticio de verano. Vislumbro tres etapas en esta bella historia: la primera, hace miles de años en pleno Tiwanaku con un ritual profundo dedicado a las deidades para que provean alimentos en abundancia y otorguen fertilidad. Dicen los que saben que la deidad principal del añejo período es el Ekhako, representado por la figura de un indígena con joroba ( o seria su k’epi?) y el pene bien erecto. Se lo puede ver en los museos paceños, hecho en metal o en piedra negra basalto, los miles de años no pudieron con él.

Esta etapa va más o menos hasta 1550. Luego de la Fundación española de Nuestra Señora de La Paz, la Feria va llegando a la hoyada, el Ekhako pijudo causa iras a un obispo amargado que prohíbe el ritual declarándolo indecente y reñido con la moral judeo cristiana. Entonces se inicia la etapa del amuki, del silencio aymara de resistencia, 200 años de ritual clandestino, hasta dar con la tercera etapa que se inicia en 1781, con el cerco de Tupak Katari y su esposa Bartolina Sisa, los pioneros en rebelarse contra la brutal colonia.

Se cuenta que el cerco de Katari fue radical, los españoles y criollos de la hoyada morían de hambre. Los empleados aymaras del Alcalde paceño de la época le salvan la vida con alimentos originarios bien almacenados: la quinua, el targui, la coca, la quinua, el mote salvaguardan la existencia de Don Sebastián Segurola y familia. Cuentan que el alcalde pregunta a los sirvientes de donde viene el milagro, lo llevan a un k’atu clandestino, allí los aymaras le presentan al Ekhako que guarecía severamente estos alimentos prodigiosos. Segurola, agradecido, decide reiniciar la festividad, el rito, la feria trasladándola al 24 de enero y casándola con la Fiesta de la Virgen de La Paz. Entonces nace el Ekeko que dicen se parece a él, regordete, con cara de Jorge Negrete. Esta etapa va de 1783 a la actualidad , más de 200 años de Feria y cambios de la figura mágica, conservándose la pulsación sagrada de pedir cositas, abundancia , fertilidad y la creatividad de las miniaturas de los hábiles artesanos. Hoy urbanizado, el Ekeko es nuestro rey mago mayor y ha extendido su reinado a toda Bolivia, Perú, Argentina, Chile y Brasil.

En esta Alasita quiero pedirle al Ekeko que nos dé cositas, pero que también nos otorgue virtudes: amistad verdadera, corazón abierto, unidad y dignidad. Ekekito, papito, guagüita de pecho, este 2012 es el cinco, la estrella se avecina, danos pues serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, valor para cambiar las que se puedan, abundancia en paz y mucha fertilidad para que las virlochas tengan guaguas hermosas, para que los paceños y neo paceños nos unamos for ever. Danos abundancia Ekekito desde el fondo de nuestras almas y no solo con lo de afuera. Camiones, licuadoras, refrigeradores, k’atus, títulos, viajes, dólares, euros, bolivianos, argentinos, televisores, living, comedor, dos cuartos, línea telefónica, hectáreas, chevas, está bien pedir. Pero también seria este año desear hectáreas de amor, kilos de lealtad, toneladas de agradecimiento, respeto y entendimiento.

Ekekito, líbranos de los serruchos, los falso afán, los super llunku, los ladillitas, los crueles t’anta yupis. A los rateros y maleantes tienes que darles duro con el chicote de

jilakata que te prestamos estas tres próximas semanas. A los narcos mételos en cana, a los pushers hazlos hincar con el poder de los andes.

Sobre las esperanzas quisiera pedirte que le hagan una estatua al Nilo Soruco y una Plaza al Benjo Cruz. Y que un gran parque lleno de flores en Santa Cruz se llame Gladys Moreno. Quisiera pedirte que nuestro ayllu boliviano este repleto de ternura, que la señora gorda no lo persiga tanto al inquilino, que le ayudes un poco al k’encha Terán para que pague sus deudas. Que al mundo lo gobiernen los artistas, que les otorgues inspiración y platita a los artesanos de verdad y que los chilenos no se roben el salar de Uyuni.

No te olvides del Víctor Hugo Viscarra, Ekekito, yo te hey hecho caso cuando me encargaste lo del Jaime Sáenz, instruyendo en 1998 cuando era Ofishal de Cultura que la Casa Distrital de Cultura de Villa San Antonio que levantamos en la zona lleve su nombre, pues querían ponerle el nombre de un gil de abril.

A los periodistas que se acuerdan de mí solo en esta fecha, diles que no jodan, que se acuerden siempre o por lo menos a veces del Papirri, porque él se acuerda de ellos también a veces shempre.

Ekekito, en esta Alasita además quiero comprar pasaporte, viajar al polo norte, pasaje con su visa, quiero raspadillo de canela, anticucho matapena, enterrarme en masitas, quiero cóctel de soya, cinco cero, chico bolas ¡negrito de alcancía, quiero plato paceño picante, gomero bien galante, suerte sin blanquitas¡

Porque mi pueblo no necesita de una isla de la fantasía donde se cumplan sus sueños, para eso está:

Alasita, ala plena, alasita, rebaja casera, alasita, alarila ¡sé que el Ekeko ya cambió mi vida ¡

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