jueves, 14 de julio de 2011

WARA

Por: El Papirri

Era 1975, el Plan cóndor trituraba con su cobardía, el Che había dejado su aureola de lucha, los primeros cristianos paceños se arrodillaban frente al pastor Ruibal, el toque de queda era parte de la rutina, el rock alternativo rebelde y porfiado nos daba esperanza, los chascosos eran perseguidos, Banzer se relamía. Yo era un adolescente flaquito queriendo implementar renovaciones musicales armónicas intuitivas a lo popular, iba a casa de los vecinos con mi guitarrita buscando consentimiento; uno de ellos, el Alborta tenía pick up y un LP nuevito de tapa negra que al sonar me conmovía misteriosamente tocando fibras insospechadas: en la tapa decía Wara.

36 años después hoy llega a mí el Volumen Uno (Maya) de la Agrupación Boliviana Wara, ahora digitalizado. Difícil el análisis debido a la concepción micro formal, sobre todo del primer track Estampa, un solo bloque de 8’ dedicado al Altiplano. Wara visibiliza lucidamente lo aymara en aquella época en que lo indio era prohibido y negado por las urbes bolivianas. La segunda visión de la Estampa advierte en su Anunciación el Wara intercultural que fluye hacia la Gestación y se consolida en Phullura: “de las alturas bajan del ande cerca del cielo do vive el”, expresa Dante Uzquiano en su voz única. El ostinatto del bajo de Omar León en Revelación nos plantea la textura legataria hacia el taypi mestizo rokero para aterrizar de nuevo en lo originario, en el Kantu trascendente, que enuncia el titulo del disco Hichhaniwa Hikjataka (Ahora ha de ser encontrado). Vuelve entonces la Marcha baile Revelación dando unidad a lo micro formal, nos enciende la admirable evocación de la ciudad de La Paz, “ser de intensa luz, ciudad astral, bello cristal, del ande en el cielo”…. Dante Uzquiano, Omar León y Oscar Daza, músicos paceños rokeros mestizos, anuncian los futuros jallallas con merito de doble vía: recopilar y crear. El tema “Aymara” de Uzquiano ( track 3 de Maya ) es creación total, fortalece la textura profunda de Wara, el tejido angular: el charango de Clarken Orozco unido al bajo electrónico/acústico de Omar León, sumados a la vital quena de Luciano Callejas y la voz original de Uzquiano. El resultado sonoro es la osamenta musical que iluminó las últimas décadas del siglo XX a la música popular boliviana. Destaco el tratamiento del bajo de León, sin excesos peligrosos, timbrica y rítmica de gran gusto, citando en un vuelo superior a su abuela sonora, la k’aratiña, inventada por el genio de Villa Serrano Mauro Núñez. La voz de Uzquiano- tótem paceño y boliviano- con ese timbre, expresividad y su actitud stone genera todo un paradigma. Y la solidez de Orozco con los trinos y trémolos a lo Cavour pero planteados en contrapuntos asombrosos con la quena o las quenas (está invitado en Maya el gran quenista Oscar Córdova).

El track 5 (que desorden esto de los trakcs¡) plantea otra vez el bloque Estampa dedicado esta vez a la Coca, anunciando con lucidez reivindicaciones actuales. El bloque dura 6’35, armado otra vez por el trío León, Uzquiano, Daza en melodías aymaras de quena quenas, tarkeadas y pinkilladas cruzadas por aquella Revelación esta vez generizada en el término de Marcha Baile. “Ladrona del alma mía”, la entrañable “Huaycheñita” (ambos temas anónimos) y el Canutito de Jose Lavadenz terminan con la opera prima que marca un antes y un después en la música andina del continente. El trío Leon-Uzquiano- Daza sumado a la quena de Callejas y al charango de Orozco consigue un quinteto Wara potente, sólido. Los invitados son Jorge Cronembold en percusión (no batería) y el quenista Córdoba.

Entonces abro el Paya (Volumen dos), grabado un año después en 1976 en los estudios de Discolandia por don Lucindo Gómez. Continúa la estela de la estrella. Recopilan y tocan quena quenas con la Whipalita (quien dijo que la reivindicación de la whipala es

reciente?), con Kantus y tarkeadas. Entonces aparece la voz de Dante en la cueca de Martínez Arteaga la “Mentirosita” y los pañuelos mestizos se alzan al viento. Resalta la pieza “Gracias Darte” que debía llamarse “Gracias darte, Dante” pues Uzquiano desarrolla en este tema todo su talento como cantante y compositor. El rock andino abre sus alas. Lo propio en la pieza Imillita, intensa, abigarrada, Uzquiano nos regala su poesía litúrgica y aquella voz, sello de Wara. Que no olviden los giles, los que vulgarizan todo, los cokteleros de preste, los roqueritos tributeros, los populistas de pacotilla que Dante Uzquiano no solo canta profundo como viento de los andes, también es el creador de las piezas de mayor revelación: un ídolo que hay que cuidar y respetar por siempre.

Wara en estos dos volúmenes inaugura la Bolivia contemporánea. Ilumina el camino, es la estrella que guía, la rebeldía profunda, el poner al día a la música popular boliviana. En plena dictadura reivindica la coca, lo aymara, la cultura ancestral, la sabiduría del sumak qamaña, principiando el brote de las wiphalas en un encuentro intercultural de bajos y guitarras multicolores, de charangos y quenas cholas. Plantea el equilibrio dinámico del hibrido sin traumas, encuentro cosmusical parido con insurrección, amor y buen gusto. Ya en el digito seis, me dijeron que los maestros están montando de nuevo estas obras. Ojala los vuelva a escuchar pronto, los abrace y les agradezca en vivo y en directo pues gracias a Wara nos hemos encontrado: Hichhaniwa Hikjataka¡¡

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