DOMINGO DE CH’AQUI
Por: * El Papirri
“Tengo Arenas en las patas, vengo del mar /traigo sones de mulatas, arena y cal/ pintan cielos los delfines, todo esta en paz/ caballitos de marfiles, conchas de sal…soy boliviano en Chile viendo la mar, que nostalgia de años miles, quiero llorar ¡”, dice parte de la canción Un Boliviano en Chile compuesta en un cuartito ,frente a la Casa de la Moneda.
Era 2007, llegué a Santiago convidado por los cumpas sobrevivientes de la izquierda genuina chilena que organizaban un Festival de la Canción Latinoamericana dedicado a Bolivia. Fue una estadía y osadía intensa. Cuando llegamos al Aeropuerto dos comitivas esperaban: una oficial (con banda y parada) al Ministro de Defensa de Bolivia; la otra, de ch’askosos ex guerrilleros al Senador Peredo y a mi. Mientras Ministro y Senador al final se iban juntos con sus motos de sirenas, me metieron al minibus con los ch’akosos que me miraban fijamente, como queriendo descubrir algo.
Di recitales en disímiles lugares en una semana de 10 días. En los barrios populares como Peñaloren, Lo Prado, en barricadas universitarias, en teatritos chulos, en cafés anarquistas, en Pubs de la “wiskizquierda” de Bellavista junto a una diversidad de artistas chilenos. Por la calidad, resalta en mi evocación aquel concierto con Pancho Villa en el Auditorio de la Universidad Nacional y la noche dedicada a Brassens con Eduardo Peralta en el Rincón Nerudiano de Bella Vista. Por lo entrañable, el concierto en Peñaloren, donde conocí a María León, enérgica líder barrial que en su humilde casa dirigía tres reuniones simultaneas: la del sindicato, la del partido y la de la futura feria de navidad. Toqué en el medio de las tres. Al verme medio gordito, la María de Santiago, una dieta me ha enseñado, la dieta de la palmera, el tronco pa’ dentro los cocos pa’ fuera¡ Luego todo el barrio me despidió, tras el coche corrían los chiquillos villeros lanzando besos con las manitos, cantando Que tal metal.
Recuerdo un acto emotivo en pleno comedor popular del mercado de Santiago. Mientras tomábamos una sopita de caracoles, aparecieron los ch’askosos con la alta dirigencia del Movimiento Popular Patriótico Manuel Rodríguez, luego de discursos nos condecoraron con una medalla al valor, al senador y a mi ¡ Festejé el inmerecido reconocimiento con vino blanco de damajuana en vasito de plástico. Los dirigentes Julio, Damian, Marco, Osses pronunciaron palabras y vivas a la revolución. Fue allí que uno de ellos me obsequio un DVD y me dijo con sonrisa de roto chileno: teni que verlo en Bolivia pa’ que no te asustes.
Volviendo a los conciertos, el más grande fue el del Festival, en un coliseo, había unas dos mil personas, tocamos con Inti Illimani, Pancho Villa y otros cantautores. En el camerino conocí a dos zampoñistas y un charanguero chileno, montamos sobre el pucho mis canciones Whipala (1992) y la histórica Hasta Ahurita: salió bien. Allí veías aplaudiendo a la minoría absoluta de chilenos que apoyan nuestro retorno al mar.
Recuerdo una visita a Valparaíso, que lugar hermoso ¡La casa de Neruda, los cerros con ascensores, las paredes multicolores y …la mar. Recuerdo que Damian, tenia una imprenta y el 50% de la producción la dedicaba al Movimiento Patriótico haciendo afiches, volantes y panfletos gratis. Ese Chile de Allende y Neruda aun late under, vive en los ojos y la esperanza de estos entrañables compañeros.
Damian agarró su auto y nos llevo hasta la otra casa de Neruda, en Isla Negra, unas cuatro horas de carretera por la costa, mojamos nuestros pies en aquel océano frío y absoluto. Ya en la casa de Neruda me atreví a echarme en su camita, con la almohada parada estallaba el mar al frente. Por supuesto que las guías me sacaron de una oreja.
No puedo olvidar aquella noche de la canción compuesta en un cuarto del depto. de Ale Stuart, poeta, fotógrafo, militante de la vida, gnomo gigante, personaje intenso que organizó una reunión/ cena en homenaje al Papirri con jóvenes poetas y cantautores del Movimiento Kahuin. Cantamos lo más sofisticado de nuestro repertorio, tomamos vino barato pero de calidad, reímos y me enamore de una digito 2 cantora de blues que me rechazó pues su pareja estaba al frente, era mujer y cantaba rap. El Ale se reía con sus ojos; decepcionado, me fui al cuarto a componer la canción.
Una noche de concierto en el café Brasil inventé el Pisté (pisco con té) dando una linda audición. Luego del show apareció un joven con lentes, pinta de letrado manchado de barricada, quien hacia firmar un libro de adhesiones a los presentes. Cuando llegó a mí con el libro, pude leer en la tapa del mismo: Movimiento MAR-TI (Mar para Bolivia, Tierra a los Mapuches). Agradecido, firmé el libro, se sentó, se presentó como Marcelo, le invité un par de Pistes y en lo mejor me dijo “tengo que irme, acompáñame que quiero mostrarte mi auto”. Salimos y en la puerta esperaban dos carabineros pinochetistas con botas altas, me miraron con asco, le pusieron esposas y lo metieron al carro policial. Marcelo estaba en su día libre logrando las adhesiones.
Llegando a Bolivia pude ver aquel video que me entregaron en el mercado, era un documental sobre una fuga asombrosa de la cárcel de alta seguridad, los presos eran los cumpas que me condecoraron, habían hecho un hueco desde su celda, luego un túnel laaargo por debajo de un canal brotando en un parque hacia la libertad. Habían estado presos varios años por haber realizado un atentado a Pinochet donde murió toda la seguridad menos el dictador. El que ideó la fuga fue aquel joven del Movimiento MAR-TI que no pudo salir pues quedó último de la fila por dar paso a sus compañeros. Con semejantes amigos no veo la hora de volver a Chile y cantar: “por que tengo arenas en las patas, traigo toallas y sanguches, soy del Movimiento MARTI: Mar para Bolivia, Tierra a los Mapuches ¡
*El Papirri es Manuel Monroy Chazarreta, compositor y guitarrista boliviano.
lunes, 18 de abril de 2011
SERRAT : HISTORICO ¡
Por: El Papirri
“Menos tu vientre/ todo es confuso /menos tu vientre/ todo es futuro fugaz/ pasado/ baldío y turbio”, cantaba Joan Manuel Serrat con su bella guitarra flamenca este sábado pasado en el Coliseo Rumiñahui de Quito ante unas 15.000 personas estremecidas. Esta preciosa canción pertenece al disco “Miguel Hernández”, ese de tapa de luto, dedicado al poeta mártir y grabado en 1971… 40 años después , el catalán nos ofrece un nuevo disco dedicado al poeta denominado “Hijo de la Luz y de la Sombra”: esa noche auténtica interpretó 6 canciones de la nueva musicalización, todas sólidas, soberbias.
Serrat cumplió 68 años, en 45 años de carrera grabó cerca de 40 discos originales. Cuando ingresó al escenario con su chamarrita y jeans parecía un jovato rokero rolinga, decidido, bien parado, sonriente, feliz. Entonces emprendió con “Para la libertad” y se me salieron varias lagrimas ( seria porque me había tomado unas cervezas prohibidas por el día del padre? ) ,coreando atragantado, con la certeza del suicida : Porque soy como el árbol talado que retoño y aún tengo la vidaaa¡.
La banda tenía como primer teclado al histórico Miralles, compinche por más de cuatro décadas del catalán, en coordinación fina, preciosa con el segundo teclado y computadoras del veterano y sensible Kitflus. Guitarrista triple con eléctrica, nylon y acústica, bajo turnando contrabajo, baterista encerrado en su casita de cristal y una violinista enérgica completaban este emotivo quinteto serratiano. Con “Lucia” (1971), nuevamente moqueamos. Entonces el Nano se puso gracioso, irónico, cómplice dijo: “Yo soy español, pero en realidad soy catalán, nosotros los catalanes hablamos catalán desde pequeños, no lo podemos evitar, amamos en catalán, morimos en catalán y cantamos en catalán, permítanme hacerlo” y emprendió con la bella Paraules d’amor cantada extrañamente en gran coro quiteño. La tribu de la sensibilidad en Quito sorprende cada vez más, público digito 3 para arriba era de ver esos rostros de varias generaciones acompañando las canciones: en “Aquellas pequeñas cosas” y “Mediterráneo” la cosa fue de convulsión.
Cuando emprendió con las nuevas canciones- pretexto del concierto- hubo un silencio misterioso, un respeto insólito al tratarse de una multitud en coliseo; hay que escuchar bien el nuevo CD, mientras me quedo con una copla que subía un tono por estrofa, muy difícil de cantar. La voz del Serrat 2011 es un susurro preciso, en los agudos despierta aquel guapo pop, en los medios navega suave, expresiva, madura. Entonces llegó la “Nana de las Cebollas” del primer Miguel Hernández, conmueve saber que el poeta escribió la prosa en 1939, en plena prisión franquista, cuando supo que su esposa y primogénito- en pobreza rotunda- solo se alimentaban de pan y cebolla. Conmueve saber que el poeta les regaló esta poesía contra el hambre. Y sorprende saber que la música es de Alberto Cortez.
Luego Serrat otra vez se comunicó como en la sala de su casa con los miles de hipnotizados, Mi alter ego Tarres es un terrible, es el que se coge a las mas guapas, por un problema de faldas en Quito lo despistamos diciéndole que íbamos a Alaska, dice cual abuelito pícaro. Y emprende con “Hoy puede ser un gran día”, “Cada loco con su tema”, “Esos locos bajitos”, canciones de los ‘80, haciéndonos aterrizar otra vez en gemidos con “Sinceramente Tuyo” y “Penélope”, esta vez en una versión entrañable con guitarrita nomás.
Serrat está incólume, sabio, enérgico. La vida le pasó duro por encima, en los inicios de los ’60 se le puso difícil con los catalanes radicales que no aceptaban que cante en español, luego en los setenta el franquismo lo persigue y tiene que refugiarse en México un par de años, siendo que desde los ’80 con la democracia, todo fluye y crece en su
vida y carrera. Con el inicio del nuevo siglo, la salud no le acompaña venciendo un cáncer y nódulos en el pulmón. Verdadero, impar, Serrat terminó saltando en su chamarrita, retando con sus dedos a la gente, convocando los coros finales en “Tu nombre me sabe a yerba”, siempre pulcro en las entonaciones, siempre sincero en las alocuciones. Salimos livianos, como de una guitarreada, sabiendo que habíamos asistido a un acontecimiento señero, con un Serrat Histórico.
“Menos tu vientre/ todo es confuso /menos tu vientre/ todo es futuro fugaz/ pasado/ baldío y turbio”, cantaba Joan Manuel Serrat con su bella guitarra flamenca este sábado pasado en el Coliseo Rumiñahui de Quito ante unas 15.000 personas estremecidas. Esta preciosa canción pertenece al disco “Miguel Hernández”, ese de tapa de luto, dedicado al poeta mártir y grabado en 1971… 40 años después , el catalán nos ofrece un nuevo disco dedicado al poeta denominado “Hijo de la Luz y de la Sombra”: esa noche auténtica interpretó 6 canciones de la nueva musicalización, todas sólidas, soberbias.
Serrat cumplió 68 años, en 45 años de carrera grabó cerca de 40 discos originales. Cuando ingresó al escenario con su chamarrita y jeans parecía un jovato rokero rolinga, decidido, bien parado, sonriente, feliz. Entonces emprendió con “Para la libertad” y se me salieron varias lagrimas ( seria porque me había tomado unas cervezas prohibidas por el día del padre? ) ,coreando atragantado, con la certeza del suicida : Porque soy como el árbol talado que retoño y aún tengo la vidaaa¡.
La banda tenía como primer teclado al histórico Miralles, compinche por más de cuatro décadas del catalán, en coordinación fina, preciosa con el segundo teclado y computadoras del veterano y sensible Kitflus. Guitarrista triple con eléctrica, nylon y acústica, bajo turnando contrabajo, baterista encerrado en su casita de cristal y una violinista enérgica completaban este emotivo quinteto serratiano. Con “Lucia” (1971), nuevamente moqueamos. Entonces el Nano se puso gracioso, irónico, cómplice dijo: “Yo soy español, pero en realidad soy catalán, nosotros los catalanes hablamos catalán desde pequeños, no lo podemos evitar, amamos en catalán, morimos en catalán y cantamos en catalán, permítanme hacerlo” y emprendió con la bella Paraules d’amor cantada extrañamente en gran coro quiteño. La tribu de la sensibilidad en Quito sorprende cada vez más, público digito 3 para arriba era de ver esos rostros de varias generaciones acompañando las canciones: en “Aquellas pequeñas cosas” y “Mediterráneo” la cosa fue de convulsión.
Cuando emprendió con las nuevas canciones- pretexto del concierto- hubo un silencio misterioso, un respeto insólito al tratarse de una multitud en coliseo; hay que escuchar bien el nuevo CD, mientras me quedo con una copla que subía un tono por estrofa, muy difícil de cantar. La voz del Serrat 2011 es un susurro preciso, en los agudos despierta aquel guapo pop, en los medios navega suave, expresiva, madura. Entonces llegó la “Nana de las Cebollas” del primer Miguel Hernández, conmueve saber que el poeta escribió la prosa en 1939, en plena prisión franquista, cuando supo que su esposa y primogénito- en pobreza rotunda- solo se alimentaban de pan y cebolla. Conmueve saber que el poeta les regaló esta poesía contra el hambre. Y sorprende saber que la música es de Alberto Cortez.
Luego Serrat otra vez se comunicó como en la sala de su casa con los miles de hipnotizados, Mi alter ego Tarres es un terrible, es el que se coge a las mas guapas, por un problema de faldas en Quito lo despistamos diciéndole que íbamos a Alaska, dice cual abuelito pícaro. Y emprende con “Hoy puede ser un gran día”, “Cada loco con su tema”, “Esos locos bajitos”, canciones de los ‘80, haciéndonos aterrizar otra vez en gemidos con “Sinceramente Tuyo” y “Penélope”, esta vez en una versión entrañable con guitarrita nomás.
Serrat está incólume, sabio, enérgico. La vida le pasó duro por encima, en los inicios de los ’60 se le puso difícil con los catalanes radicales que no aceptaban que cante en español, luego en los setenta el franquismo lo persigue y tiene que refugiarse en México un par de años, siendo que desde los ’80 con la democracia, todo fluye y crece en su
vida y carrera. Con el inicio del nuevo siglo, la salud no le acompaña venciendo un cáncer y nódulos en el pulmón. Verdadero, impar, Serrat terminó saltando en su chamarrita, retando con sus dedos a la gente, convocando los coros finales en “Tu nombre me sabe a yerba”, siempre pulcro en las entonaciones, siempre sincero en las alocuciones. Salimos livianos, como de una guitarreada, sabiendo que habíamos asistido a un acontecimiento señero, con un Serrat Histórico.
viernes, 25 de marzo de 2011
SERRAT : HISTORICO ¡
Por: El Papirri
“Menos tu vientre/ todo es confuso /menos tu vientre/ todo es futuro fugaz/ pasado/ baldío y turbio”, cantaba Joan Manuel Serrat con su bella guitarra flamenca este sábado pasado en el Coliseo Rumiñahui de Quito ante unas 15.000 personas estremecidas. Esta preciosa canción pertenece al disco “Miguel Hernández”, ese de tapa de luto, dedicado al poeta mártir y grabado en 1971… 40 años después , el catalán nos ofrece un nuevo disco dedicado al poeta denominado “Hijo de la Luz y de la Sombra”: esa noche auténtica interpretó 6 canciones de la nueva musicalización, todas sólidas, soberbias.
Serrat cumplió 68 años, en 45 años de carrera grabó cerca de 40 discos originales. Cuando ingresó al escenario con su chamarrita y jeans parecía un jovato rokero rolinga, decidido, bien parado, sonriente, feliz. Entonces emprendió con “Para la libertad” y se me salieron varias lagrimas ( seria porque me había tomado unas cervezas prohibidas por el día del padre? ) ,coreando atragantado, con la certeza del suicida : Porque soy como el árbol talado que retoño y aún tengo la vidaaa¡.
La banda tenía como primer teclado al histórico Miralles, compinche por más de cuatro décadas del catalán, en coordinación fina, preciosa con el segundo teclado y computadoras del veterano y sensible Kitflus. Guitarrista triple con eléctrica, nylon y acústica, bajo turnando contrabajo, baterista encerrado en su casita de cristal y una violinista enérgica completaban este emotivo quinteto serratiano. Con “Lucia” (1971), nuevamente moqueamos. Entonces el Nano se puso gracioso, irónico, cómplice dijo: “Yo soy español, pero en realidad soy catalán, nosotros los catalanes hablamos catalán desde pequeños, no lo podemos evitar, amamos en catalán, morimos en catalán y cantamos en catalán, permítanme hacerlo” y emprendió con la bella Paraules d’amor cantada extrañamente en gran coro quiteño. La tribu de la sensibilidad en Quito sorprende cada vez más, público digito 3 para arriba era de ver esos rostros de varias generaciones acompañando las canciones: en “Aquellas pequeñas cosas” y “Mediterráneo” la cosa fue de convulsión.
Cuando emprendió con las nuevas canciones- pretexto del concierto- hubo un silencio misterioso, un respeto insólito al tratarse de una multitud en coliseo; hay que escuchar bien el nuevo CD, mientras me quedo con una copla que subía un tono por estrofa, muy difícil de cantar. La voz del Serrat 2011 es un susurro preciso, en los agudos despierta aquel guapo pop, en los medios navega suave, expresiva, madura. Entonces llegó la “Nana de las Cebollas” del primer Miguel Hernández, conmueve saber que el poeta escribió la prosa en 1939, en plena prisión franquista, cuando supo que su esposa y primogénito- en pobreza rotunda- solo se alimentaban de pan y cebolla. Conmueve saber que el poeta les regaló esta poesía contra el hambre. Y sorprende saber que la música es de Alberto Cortez.
Luego Serrat otra vez se comunicó como en la sala de su casa con los miles de hipnotizados, Mi alter ego Tarres es un terrible, es el que se coge a las mas guapas, por un problema de faldas en Quito lo despistamos diciéndole que íbamos a Alaska, dice cual abuelito pícaro. Y emprende con “Hoy puede ser un gran día”, “Cada loco con su tema”, “Esos locos bajitos”, canciones de los ‘80, haciéndonos aterrizar otra vez en gemidos con “Sinceramente Tuyo” y “Penélope”, esta vez en una versión entrañable con guitarrita nomás.
Serrat está incólume, sabio, enérgico. La vida le pasó duro por encima, en los inicios de los ’60 se le puso difícil con los catalanes radicales que no aceptaban que cante en español, luego en los setenta el franquismo lo persigue y tiene que refugiarse en México un par de años, siendo que desde los ’80 con la democracia, todo fluye y crece en su
vida y carrera. Con el inicio del nuevo siglo, la salud no le acompaña venciendo un cáncer y nódulos en el pulmón. Verdadero, impar, Serrat terminó saltando en su chamarrita, retando con sus dedos a la gente, convocando los coros finales en “Tu nombre me sabe a yerba”, siempre pulcro en las entonaciones, siempre sincero en las alocuciones. Salimos livianos, como de una guitarreada, sabiendo que habíamos asistido a un acontecimiento señero, con un Serrat Histórico.
“Menos tu vientre/ todo es confuso /menos tu vientre/ todo es futuro fugaz/ pasado/ baldío y turbio”, cantaba Joan Manuel Serrat con su bella guitarra flamenca este sábado pasado en el Coliseo Rumiñahui de Quito ante unas 15.000 personas estremecidas. Esta preciosa canción pertenece al disco “Miguel Hernández”, ese de tapa de luto, dedicado al poeta mártir y grabado en 1971… 40 años después , el catalán nos ofrece un nuevo disco dedicado al poeta denominado “Hijo de la Luz y de la Sombra”: esa noche auténtica interpretó 6 canciones de la nueva musicalización, todas sólidas, soberbias.
Serrat cumplió 68 años, en 45 años de carrera grabó cerca de 40 discos originales. Cuando ingresó al escenario con su chamarrita y jeans parecía un jovato rokero rolinga, decidido, bien parado, sonriente, feliz. Entonces emprendió con “Para la libertad” y se me salieron varias lagrimas ( seria porque me había tomado unas cervezas prohibidas por el día del padre? ) ,coreando atragantado, con la certeza del suicida : Porque soy como el árbol talado que retoño y aún tengo la vidaaa¡.
La banda tenía como primer teclado al histórico Miralles, compinche por más de cuatro décadas del catalán, en coordinación fina, preciosa con el segundo teclado y computadoras del veterano y sensible Kitflus. Guitarrista triple con eléctrica, nylon y acústica, bajo turnando contrabajo, baterista encerrado en su casita de cristal y una violinista enérgica completaban este emotivo quinteto serratiano. Con “Lucia” (1971), nuevamente moqueamos. Entonces el Nano se puso gracioso, irónico, cómplice dijo: “Yo soy español, pero en realidad soy catalán, nosotros los catalanes hablamos catalán desde pequeños, no lo podemos evitar, amamos en catalán, morimos en catalán y cantamos en catalán, permítanme hacerlo” y emprendió con la bella Paraules d’amor cantada extrañamente en gran coro quiteño. La tribu de la sensibilidad en Quito sorprende cada vez más, público digito 3 para arriba era de ver esos rostros de varias generaciones acompañando las canciones: en “Aquellas pequeñas cosas” y “Mediterráneo” la cosa fue de convulsión.
Cuando emprendió con las nuevas canciones- pretexto del concierto- hubo un silencio misterioso, un respeto insólito al tratarse de una multitud en coliseo; hay que escuchar bien el nuevo CD, mientras me quedo con una copla que subía un tono por estrofa, muy difícil de cantar. La voz del Serrat 2011 es un susurro preciso, en los agudos despierta aquel guapo pop, en los medios navega suave, expresiva, madura. Entonces llegó la “Nana de las Cebollas” del primer Miguel Hernández, conmueve saber que el poeta escribió la prosa en 1939, en plena prisión franquista, cuando supo que su esposa y primogénito- en pobreza rotunda- solo se alimentaban de pan y cebolla. Conmueve saber que el poeta les regaló esta poesía contra el hambre. Y sorprende saber que la música es de Alberto Cortez.
Luego Serrat otra vez se comunicó como en la sala de su casa con los miles de hipnotizados, Mi alter ego Tarres es un terrible, es el que se coge a las mas guapas, por un problema de faldas en Quito lo despistamos diciéndole que íbamos a Alaska, dice cual abuelito pícaro. Y emprende con “Hoy puede ser un gran día”, “Cada loco con su tema”, “Esos locos bajitos”, canciones de los ‘80, haciéndonos aterrizar otra vez en gemidos con “Sinceramente Tuyo” y “Penélope”, esta vez en una versión entrañable con guitarrita nomás.
Serrat está incólume, sabio, enérgico. La vida le pasó duro por encima, en los inicios de los ’60 se le puso difícil con los catalanes radicales que no aceptaban que cante en español, luego en los setenta el franquismo lo persigue y tiene que refugiarse en México un par de años, siendo que desde los ’80 con la democracia, todo fluye y crece en su
vida y carrera. Con el inicio del nuevo siglo, la salud no le acompaña venciendo un cáncer y nódulos en el pulmón. Verdadero, impar, Serrat terminó saltando en su chamarrita, retando con sus dedos a la gente, convocando los coros finales en “Tu nombre me sabe a yerba”, siempre pulcro en las entonaciones, siempre sincero en las alocuciones. Salimos livianos, como de una guitarreada, sabiendo que habíamos asistido a un acontecimiento señero, con un Serrat Histórico.
jueves, 17 de marzo de 2011
Desde el ombligo del mundo
CONTRACORRIENTE
Por: El Papirri
Desde hace unos meses empecé a kaikearme con mi amada tratando de esbozar un posible entierro mío. Una noche me brotó la posibilidad de ser enterrado en el agua, como buen metafísico popular. Carolina, saboreando un tinto con sus labios de sirena, me dijo es difícil, por ahí te da claustrofobia marítima. Otra noche insistí indicándole que con un par de piedras no abría problema de hinchazones, expresándole con pasión que ser parte del agua tiene una metáfora tentadora de infinito. Los pescaditos alimentándose de mis ojos bellos, otro pescadote mas grande arrancándome suavemente la ropa, las carnes, los músculos vueltos algas, los tendones corales verdeazules, hasta quedar como pirata imperecedero con el costillar rebotando en la arena, jardín de infantes de Nemo and company . El problema para la viuda será ver cual mar, porque exportar cuerpos creo es difícil. Ojala los chilenos nos devuelvan de una vez un buen callejón, aunque los puertos como Iquique parecen tener un mar de aceite. Mejor va a tener que ser nomás en el lago Titicaca- seguía con la perorata- mientras la amada gritaba desde la cocina que las quesadillas están deliciosas.
Entonces llegó Contracorriente (2009), filme peruano de Javier Fuentes con la actuación de primera línea y nivel del joven actor boliviano Cristian Mercado. Toda aquella kaikeada mía ahora vista en pantalla gigante, con calidad 35 mm, la ceremonia de entierro de los marineros peruanos, las palabras de Cristian a nombre de la familia, el paso del duelo, la camilla de cañas, la cámara dentro del agua viendo caer al cuerpo definitivo al mar como debe ser, los deudos pobres, curtidos, fuertes, con caritas de futuras victimas de tsunami.
La actuación de Mercado fue tornándose entrañable, asombrosa, tengo sus ojeras desesperadas lagrimeando en primer plano clavadas en el alma. No voy a caer en la tontería de contarles la peli, solo decirles que si no la ven son unos giles. A Cristian lo había visto en el Atraco y Sena Quina de Agazzi. Y pasar como guerrillero del Che en la película de Soderbergh. Estaba bien. Pero ahora, en Contracorriente, Cristian se fue de nosotros sus amigos para ser parte del mundo de la pantalla grande con una performance sublime. Me contó que acaba de terminar de grabar el Largometraje “33 de Atacama” (Prod. Chile- España) de Antonio Recio sobre los mineros chilenos rescatados y que pronto entra a otro proyecto internacional. También que sigue tocando y componiendo canciones para su banda Reverso que tiene 4 años de militancia en las noches bolivianas.
Recuerdo los nervios de la señorita de mi lado, en la sala quiteña del Cinemark, mordiéndose las uñas y los cabellos cuando Cristian se besa apasionadamente con el actor secundario, el bello artista colombiano Manolo Cardona. Esas barbas de dos hombrotes vueltas matorral apasionado, esos cuerpos perfectos con la delicadeza de Fuentes haciéndolos flotar de amor y rodar por las arenas, lograron que la dama llorara (no se si de emoción o de rabia).
Cristian llegó especialmente a Quito convidado por Escalón Films a presentar la peli en aquí y en Guayaquil más. Esta feliz por la llegada, tuvo que atender una cola de quiteños firmando autógrafos. Luego, con una cheva de por medio me dijo, Soy paceño, casado hace más de 5 años y papá de Horacio y Lucía. Colegio de curas, calles de Sopocachi , música de Charly y pink floyd en la adolescencia. Criado y alimentado por super mamá divorciada y trabajadora. Muchos y diferentes abuelos maravillosos por suerte acompañan gran parte de mi vida. Nunca se me había pasado por la mente cuando era adolescente que iba a terminar siendo del rubro de los teatreros y menos que iba a participar en películas internacionales. Hombre sortudo
soy. Mi escuela en teatro ha sido sobre todo el trabajo con los directores que he tenido, como David Mondaca, Norma quintana, Héctor Noguera, César Brie entre otros.
Contracorriente y Cristian Mercado se quedan en nuestra emoción más perdurable. Por fin una actor boliviano es figura cosmopolita en el cine arte. Solo queda agradecer por tanta sensibilidad, sencillez y por habernos demostrado que aquella intuición loca del entierro mío era posible. Carolina quedó preocupada por el desafío y yo con la sensación de haber sido testigo de la consagración de Mercado en el cine mundial.
domingo, 13 de marzo de 2011
FUTBOLISTA
Por: El Papirri
Me recordaré un ratito, ya?. Dos asuntos me hicieron feliz en la infancia y juventud: el futbol y la guitarra. Desde que me acuerdo pasaba sin problema de las canchas a las cuerdas, de las rodilleras a las escalas. A veces no se llevaban bien, se contradecían. Recuerdo aquel concierto que dí en el Museo de Arte de La Paz, tendría 8 años, tuve que tocar Tarrega con gorra por el tremendo hueco en la cabeza que me hizo el gordo Elio, un numero nueve de 120 kilos al cual arrebaté la pelota de entre las piernas (en la época yo era arquero, me decían Gatti), lo desestabilicé y el gordo aterrizó sentado encima de mi cráneo. Con 15 puntos en la nuca, cara de culpable y gorrita de arquero di aquel concierto memorable.
En la preadolescencia jugábamos apasionadamente en el callejón Guachalla, en la Plaza Abaroa y en la Bronco, nuestra canchita preferida de a ocho, ubicada nada menos que en el Hospital Broncopulmonar, con un publico de tuberculosos tapados con frazadas. También jugábamos en el campeonato oficial de futbol de salón de la YMCA. Allí fue que apareció el Severo Peña (el Sevas), robusto mediocampista, huérfano yungueño; junto al Pakito Ávila, flaco habilidoso sopocachense, formamos un trío memorable barrial ganando varios campeonatos. Extrañamente nuestro club se llamaba Blooming, por influencia de nuestro DT y dirigente, el oriental Gafo Jordan. El trío fue contratado por el CEAM (Club de estafetas de la Alcaldía Municipal), el pase lo realizó el Gonzalo Chávez, arquero suplente del equipo. Jugábamos intensamente en la cancha Zapata, con camiseta de Boca, en la franja amarilla decía CEAM. Nos pagaban un sanguche en sarna, de huevo con tomate, más una papaya Salvietti. Fue incorporado al CEAM el tremendo nueve Chirolita Monroy, en cuarteto jugábamos todos los fines de semana: a las 8.00 a.m en la Juvenca para Los Tigres, a las 11.00 en la YMCA para el Blooming, a las 3 p.m en la Zapata para el CEAM y a las 4 p.m en el Fígaro, cancha de a 11, para el Unión Maestranza de Viacha. En esta última no nos iba tan bien, éramos de cancha chica. El Chirolita aceptó jugar para el CEAM si le daban el sanguche de huevo con una rebanada de queso.
Recuerdo un golazo en la Zapata, yo jugaba de puntero derecho, puesto bendecido por Garrincha y Housemman. Desbordo en zig zag sacándome tres de encima, levanto la cabeza, doy el centro con efecto, no puedo frenar… me desbarranco unos 20 mts hasta la avenida del poeta, todo rasmillado miro hacia arriba, el Chirolita, el Paco y el Sevas se abrazaban gritándome el gol. El cuarteto se disolvió cuando en vez de Papaya, el Paquito y el Sevas empezaron con la cerveza y terminaron con tirillo, quedándose en la Zapata para siempre, falleciendo ambos como hondos artilleros paceños.
Una tarde de esas me vio jugar un rescatador de valores y me llevó a probar al Bolívar, a Tembladerani. Me adelantó 100 dólares, renegando fui, el técnico era Virba, me quedé 6 meses en la segunda hasta que el Guillotina Baldivieso me genero triple fractura de tibia y peroné por instrucciones del puntero derecho titular a quien le iba quitando el puesto. En el ínterin gane varios campeonatos en la YMCA jugando para el Conservatorio de música con memorables goleadas a la Sinfónica y a la Coral Nova. De la lesión bolivarista no me recuperé bien. Sin embargo, ya terminando el digito dos, jugué para la Universidad de Kyushu en Japón, en ayni por la beca para estudiar el curso de japonés que costaba mil dólares al mes. Fue allí que nació otra vez la disyuntiva: la guitarra o el futbol, pues un nippon me pisó la mano y suspendí un par de conciertos. Acabando el curso opté por la guitarra, ganaba en cash, entre el yen y el mal.
Talvez lo mas importante en mi carrera futbolística fue llegar a ser parte del resto del mundo en el Festival Mundial de la Juventud de Pyong Yang en 1989, siendo escogido
entre futbolistas de 40 selecciones del mundo para enfrentar a la sub 20 coreana. Testigo: el Jimbo de Octavia, porque en realidad fuimos a tocar.
Luego fui dejando la pelota y últimamente también la guitarra, talvez por eso me siento un poco triste. Es que mi tobillo se dobla cuando corro y como dice mi canción Años: soy un gordito bien bonachon /un viejo verde, un ex bombon/ soy un Titanic, un culebron / un agujero en tu corazón. Gracias al futbol entendí a mi barrio, viví la verdadera igualdad, supe lo que es jugar en equipo, aprendí a perder y a ganar y sobre todo aprendí a caer para luego levantarme de nuevo, raspado, sudado, pecho de bronce, siempre adelante, como dice la morenada: sin llorar¡
Me recordaré un ratito, ya?. Dos asuntos me hicieron feliz en la infancia y juventud: el futbol y la guitarra. Desde que me acuerdo pasaba sin problema de las canchas a las cuerdas, de las rodilleras a las escalas. A veces no se llevaban bien, se contradecían. Recuerdo aquel concierto que dí en el Museo de Arte de La Paz, tendría 8 años, tuve que tocar Tarrega con gorra por el tremendo hueco en la cabeza que me hizo el gordo Elio, un numero nueve de 120 kilos al cual arrebaté la pelota de entre las piernas (en la época yo era arquero, me decían Gatti), lo desestabilicé y el gordo aterrizó sentado encima de mi cráneo. Con 15 puntos en la nuca, cara de culpable y gorrita de arquero di aquel concierto memorable.
En la preadolescencia jugábamos apasionadamente en el callejón Guachalla, en la Plaza Abaroa y en la Bronco, nuestra canchita preferida de a ocho, ubicada nada menos que en el Hospital Broncopulmonar, con un publico de tuberculosos tapados con frazadas. También jugábamos en el campeonato oficial de futbol de salón de la YMCA. Allí fue que apareció el Severo Peña (el Sevas), robusto mediocampista, huérfano yungueño; junto al Pakito Ávila, flaco habilidoso sopocachense, formamos un trío memorable barrial ganando varios campeonatos. Extrañamente nuestro club se llamaba Blooming, por influencia de nuestro DT y dirigente, el oriental Gafo Jordan. El trío fue contratado por el CEAM (Club de estafetas de la Alcaldía Municipal), el pase lo realizó el Gonzalo Chávez, arquero suplente del equipo. Jugábamos intensamente en la cancha Zapata, con camiseta de Boca, en la franja amarilla decía CEAM. Nos pagaban un sanguche en sarna, de huevo con tomate, más una papaya Salvietti. Fue incorporado al CEAM el tremendo nueve Chirolita Monroy, en cuarteto jugábamos todos los fines de semana: a las 8.00 a.m en la Juvenca para Los Tigres, a las 11.00 en la YMCA para el Blooming, a las 3 p.m en la Zapata para el CEAM y a las 4 p.m en el Fígaro, cancha de a 11, para el Unión Maestranza de Viacha. En esta última no nos iba tan bien, éramos de cancha chica. El Chirolita aceptó jugar para el CEAM si le daban el sanguche de huevo con una rebanada de queso.
Recuerdo un golazo en la Zapata, yo jugaba de puntero derecho, puesto bendecido por Garrincha y Housemman. Desbordo en zig zag sacándome tres de encima, levanto la cabeza, doy el centro con efecto, no puedo frenar… me desbarranco unos 20 mts hasta la avenida del poeta, todo rasmillado miro hacia arriba, el Chirolita, el Paco y el Sevas se abrazaban gritándome el gol. El cuarteto se disolvió cuando en vez de Papaya, el Paquito y el Sevas empezaron con la cerveza y terminaron con tirillo, quedándose en la Zapata para siempre, falleciendo ambos como hondos artilleros paceños.
Una tarde de esas me vio jugar un rescatador de valores y me llevó a probar al Bolívar, a Tembladerani. Me adelantó 100 dólares, renegando fui, el técnico era Virba, me quedé 6 meses en la segunda hasta que el Guillotina Baldivieso me genero triple fractura de tibia y peroné por instrucciones del puntero derecho titular a quien le iba quitando el puesto. En el ínterin gane varios campeonatos en la YMCA jugando para el Conservatorio de música con memorables goleadas a la Sinfónica y a la Coral Nova. De la lesión bolivarista no me recuperé bien. Sin embargo, ya terminando el digito dos, jugué para la Universidad de Kyushu en Japón, en ayni por la beca para estudiar el curso de japonés que costaba mil dólares al mes. Fue allí que nació otra vez la disyuntiva: la guitarra o el futbol, pues un nippon me pisó la mano y suspendí un par de conciertos. Acabando el curso opté por la guitarra, ganaba en cash, entre el yen y el mal.
Talvez lo mas importante en mi carrera futbolística fue llegar a ser parte del resto del mundo en el Festival Mundial de la Juventud de Pyong Yang en 1989, siendo escogido
entre futbolistas de 40 selecciones del mundo para enfrentar a la sub 20 coreana. Testigo: el Jimbo de Octavia, porque en realidad fuimos a tocar.
Luego fui dejando la pelota y últimamente también la guitarra, talvez por eso me siento un poco triste. Es que mi tobillo se dobla cuando corro y como dice mi canción Años: soy un gordito bien bonachon /un viejo verde, un ex bombon/ soy un Titanic, un culebron / un agujero en tu corazón. Gracias al futbol entendí a mi barrio, viví la verdadera igualdad, supe lo que es jugar en equipo, aprendí a perder y a ganar y sobre todo aprendí a caer para luego levantarme de nuevo, raspado, sudado, pecho de bronce, siempre adelante, como dice la morenada: sin llorar¡
jueves, 3 de marzo de 2011
EL PEPINO ESTA DE DUELO
Desde la ladera Este de La Paz.
Por: El Pepino*
“Soy pepino, bien paceño, anónimo y del pueblo, en la Yungas busco pega con chamarra de cuero, siempre lustro mis cachitos, bien riquito me peino, soy paceño, sangre aymara, orgulloso también”. Así me lo sabía cantar el Papirri, cantautor paceño que donde estará. Hoy lloro porque el hombro de la ladera Este de mi amada La Paz se ha chorreado, un balconcito de flores eraba, se ha partido la tierra .El barro se a tragado la casa de mi compadre Silverio, plomero de profesión, 45 años de laburo derrumbados como naipe, mi compadre se ha quedado parado con su ropa, no quiere salir de su terreno que ahora es puro lodo, sus hijos están en el albergue en una escuelita cerca de la ladera, asustados están, llorando, extrañan su cuarto, sus juguetes .Lo peor es que mi comadre Asunta ha fallecido hace poco, hemos logrado encontrar su cuerpo que se había desbarrancado con el cementerio de la ladera, otra vez la hemos subido. Yo vivo por Achachicala, cerca del matadero, por ahora bien nomás está mi casita, mas chiquita que de mi compadre es, cualquer cosa puede pasar.
Había lustrado mi trajecito, había afinado la matasuegra para salir con mi poco quibo a divertirme, a saltar, a cantar “Pepino pandillero soy, bailando en La Paz, por apretarme a tu cinturita ya dices que soy papá”. Pero no hay caso, todo me duele, mis hermanos desentierran sus camas, estamos persiguiendo a nuestros muertos. “Soy Pepino bien paceño, anónimo, del pueblo…salvo vidas, cuando el río quiere llevar los cuerpos, en febrero soy bombero, voluntario del SAR”. En vez de careta tengo mi casco, grave estoy correteando, sirviendo las comidas que donan las caseras de la Rodríguez. Hay que conseguir agua y con tanta agua ¡… hay que sacar la garra “porque siendo del pueblo, yo también me caliento, cuando veo injusticia, saco mi puño abierto, en octubre, entre todos, volteamos al gonismo, soy pepino y no cojudo, orgulloso también”.
Los techos han volado, una pala gigante de mazamorra como raspadillo lo ha dejado al cerro, terremoto de agua es. Las guaguas están correteando con sus bucitos igual, algunas carpas blancas llegan, tenemos que hacer turnos para dar raciones. Por eso mi traje de Pepino lo dejo para el año, siesque, triste estoy, es que en los carnavales ejerzo mi reinado… ahora soy un paceño mas rascando la tierra, un paceño mas donando lo que puedo, varios ex Pepinos somos rescatando cositas, 4 días que no duermo.
Hemos hecho un Comité de Donaciones y hemos decidido pedirle al Papirri que done 10 % de su sueldo, ahora que tiene pega, para conseguir colchones, frazadas y sogas para saltar por encima de la carretera que se ha partido. Si no, lo vamos a desautorizar que cante en nuestro nombre. Pedimos a los militares y policías que les han subido el sueldo que también donen el 10% de su mes para los damnificados, sobre todo los panzones generales y coroneles y los de la FELC. Solamente los soldaditos nos están ayudando a cargar lo que queda, las frazadas de los escombros, los roperitos caídos, las cocinillas hechas mártir, en la espalda estamos cargando porque el puente más se ha caído, pedimos que también aquí estén los capitanes, los tenientes, los sargentos, y que sus lindas esposas que iban a bailar llamerada traigan ropas. Hace frío. A los maestros que dejen de llorar por sonseras y aporten también a este fondo solidario con un 5 % de su salario, los transportistas que ganan 1000 bolivianos al día se pronuncien con su cariño y pongan sus movilidades para ayudar a cargar las ollas y garrafas enterradas. Los periodistas que tanto gemían por la censura, que nos regalen comida y los concejales azúcar. Enfermeras, médicos, por esta vez no nos cobren.
Dice que va a llegar ayuda también de afuera, ojala. Dice las casas en el Alto van a hacer, Evo tiene que cumplir. Como voluntario del SAR y Pepino pido a todos aportar con algo, vamos a estar bailando después, vamos a brindar después, ahora solo quiero
que no lloren las guaguas que extrañan sus camitas. Decretamos paro movilizado de morenos y diablos, las bandas tienen que recaudar para los miles sin techo, el Preste plana mayor del Gran Poder que compre carpas en vez de cerveza. Otro día vamos a hacer Jiska Anata, no hay caso de bailar encima de los escombros.
Algún día voy a volver a ser Pepino, por ahora, de pie hay que salir: adelante Paceños de La Paz, Paceños de Tupiza, Paceños de Cochabamba, Paceños de Llallagua, Paceños de Honk Kong, Paceños de Madriz, Paceños de Santa Cruz, den lo que puedan, no miren desde palco, nunca nos había pasado, la ladera se sigue chorreando, hay que resucitar. “Pepino pandillero soy, bailando en La Paz, por apretarme a tu cinturita ya dices que soy papá”, canto en mis adentros para no llorar, para no dormirme, para aguantar el hambre y el frío.
* El Papirri dice que la donación ya está en marcha.
Por: El Pepino*
“Soy pepino, bien paceño, anónimo y del pueblo, en la Yungas busco pega con chamarra de cuero, siempre lustro mis cachitos, bien riquito me peino, soy paceño, sangre aymara, orgulloso también”. Así me lo sabía cantar el Papirri, cantautor paceño que donde estará. Hoy lloro porque el hombro de la ladera Este de mi amada La Paz se ha chorreado, un balconcito de flores eraba, se ha partido la tierra .El barro se a tragado la casa de mi compadre Silverio, plomero de profesión, 45 años de laburo derrumbados como naipe, mi compadre se ha quedado parado con su ropa, no quiere salir de su terreno que ahora es puro lodo, sus hijos están en el albergue en una escuelita cerca de la ladera, asustados están, llorando, extrañan su cuarto, sus juguetes .Lo peor es que mi comadre Asunta ha fallecido hace poco, hemos logrado encontrar su cuerpo que se había desbarrancado con el cementerio de la ladera, otra vez la hemos subido. Yo vivo por Achachicala, cerca del matadero, por ahora bien nomás está mi casita, mas chiquita que de mi compadre es, cualquer cosa puede pasar.
Había lustrado mi trajecito, había afinado la matasuegra para salir con mi poco quibo a divertirme, a saltar, a cantar “Pepino pandillero soy, bailando en La Paz, por apretarme a tu cinturita ya dices que soy papá”. Pero no hay caso, todo me duele, mis hermanos desentierran sus camas, estamos persiguiendo a nuestros muertos. “Soy Pepino bien paceño, anónimo, del pueblo…salvo vidas, cuando el río quiere llevar los cuerpos, en febrero soy bombero, voluntario del SAR”. En vez de careta tengo mi casco, grave estoy correteando, sirviendo las comidas que donan las caseras de la Rodríguez. Hay que conseguir agua y con tanta agua ¡… hay que sacar la garra “porque siendo del pueblo, yo también me caliento, cuando veo injusticia, saco mi puño abierto, en octubre, entre todos, volteamos al gonismo, soy pepino y no cojudo, orgulloso también”.
Los techos han volado, una pala gigante de mazamorra como raspadillo lo ha dejado al cerro, terremoto de agua es. Las guaguas están correteando con sus bucitos igual, algunas carpas blancas llegan, tenemos que hacer turnos para dar raciones. Por eso mi traje de Pepino lo dejo para el año, siesque, triste estoy, es que en los carnavales ejerzo mi reinado… ahora soy un paceño mas rascando la tierra, un paceño mas donando lo que puedo, varios ex Pepinos somos rescatando cositas, 4 días que no duermo.
Hemos hecho un Comité de Donaciones y hemos decidido pedirle al Papirri que done 10 % de su sueldo, ahora que tiene pega, para conseguir colchones, frazadas y sogas para saltar por encima de la carretera que se ha partido. Si no, lo vamos a desautorizar que cante en nuestro nombre. Pedimos a los militares y policías que les han subido el sueldo que también donen el 10% de su mes para los damnificados, sobre todo los panzones generales y coroneles y los de la FELC. Solamente los soldaditos nos están ayudando a cargar lo que queda, las frazadas de los escombros, los roperitos caídos, las cocinillas hechas mártir, en la espalda estamos cargando porque el puente más se ha caído, pedimos que también aquí estén los capitanes, los tenientes, los sargentos, y que sus lindas esposas que iban a bailar llamerada traigan ropas. Hace frío. A los maestros que dejen de llorar por sonseras y aporten también a este fondo solidario con un 5 % de su salario, los transportistas que ganan 1000 bolivianos al día se pronuncien con su cariño y pongan sus movilidades para ayudar a cargar las ollas y garrafas enterradas. Los periodistas que tanto gemían por la censura, que nos regalen comida y los concejales azúcar. Enfermeras, médicos, por esta vez no nos cobren.
Dice que va a llegar ayuda también de afuera, ojala. Dice las casas en el Alto van a hacer, Evo tiene que cumplir. Como voluntario del SAR y Pepino pido a todos aportar con algo, vamos a estar bailando después, vamos a brindar después, ahora solo quiero
que no lloren las guaguas que extrañan sus camitas. Decretamos paro movilizado de morenos y diablos, las bandas tienen que recaudar para los miles sin techo, el Preste plana mayor del Gran Poder que compre carpas en vez de cerveza. Otro día vamos a hacer Jiska Anata, no hay caso de bailar encima de los escombros.
Algún día voy a volver a ser Pepino, por ahora, de pie hay que salir: adelante Paceños de La Paz, Paceños de Tupiza, Paceños de Cochabamba, Paceños de Llallagua, Paceños de Honk Kong, Paceños de Madriz, Paceños de Santa Cruz, den lo que puedan, no miren desde palco, nunca nos había pasado, la ladera se sigue chorreando, hay que resucitar. “Pepino pandillero soy, bailando en La Paz, por apretarme a tu cinturita ya dices que soy papá”, canto en mis adentros para no llorar, para no dormirme, para aguantar el hambre y el frío.
* El Papirri dice que la donación ya está en marcha.
jueves, 27 de enero de 2011
LA HILARIASHON
Desde el Ombligo del Mundo
Por: El Papirri
Ella llegó a mi vida como una bendición, días después mi madre se iba al cielo. Yo había cumplido 13 años pero parecía de 8, flaco, tímido, hipersensible, inseguro. Ella era la típica cholita paceña, con el borzalino en equilibrio, la manta tinturada de diario y otra mas exquisita para el domingo, los aretes dorados colgando en llamerada, un topo de plata unía las prendas, polleras gloriosas aladas en calamina, los encajes de sus interiores inmaculados de decoro, un t’usu sólido y moreno para bailar huayños, para girar y girar con los chutas hasta el infinito. Los zapatitos de miniatura parecían bordados a mano, pancito de miga era su pie sin zapato.
Cholita joven, estudiante del CEMA de la Escuelita Ecuador, se llamaba Hilaria, de apellido Chami, de la zona de Sorata, lunareja, se reía con todos sus ojitos pues la viruela la había calado; cejas como cerritos, una quemadura cruel le manchaba la comisura del labio izquierdo. Cuando se lavaba el cabello en la terraza, sorprendía la cantidad y calidad de hebras que chorreaban como cascadas tostadas iluminando la mañana. Una camisetita blanca sugería el pezón morado adolescente. Yo permanecía absorto al contemplar la artesanía de las trenzas, la velocidad de sus dedos ensortijándose, el tarareo tierno de sus huayños.
Me había quedado huérfano, mis hermanos se habían casado y se fueron a otra parte, mi padre estaba perseguido por las dictaduras de turno. Aparecía un ratito a resoplos, yo le mostraba la libreta, me daba plata para los recreos, a la Hilaria le daba su sueldo, algo para el mercado, movilidades, para pagar el colegio y se iba presuroso de nuevo. Algunas veces estaba confinado, otras veces refugiado en el Perú. Cinco años me quedé con la Hilaria.
-Manuelitoshon, tienes que hacer la tareashon. Después tomamos un tesitoshon, y tienes que ordenar tu ropa para mañanashon, ordenaba dulce. A todo le ponía shon.
En las noches solía dormirme en sus enaguas, me arrullaba con su olor a coca profunda, acariciaba mis rulos, me buscaba pulgas. Lavábamos juntos ropa escuchando aquellas pioneras radios aymaras casi clandestinas de la década del setenta. Así, aprendí a mover el cerquillo en la kullawada, a animar en las morenadas, a silbar tarkeadas, a tejer, a saludar y contar en aymara, a reírnos jugando al ludoshon. Fue mi consejera de las primeras chicas, a k’alazos me volvía a la casa cuando me quedaba a huayronquear con mis cuates. Hablábamos también con eco—con ecooo, yaaa. Me enseñó a comer pasankallas en el ex parque de los monos, a tirarnos con naranjas, a volar por el resbalin, a revolcarnos en el sol. Cuando salí bachiller ella me llevo del brazo.
Un día desapareció para siempre, se fue bajando la subida con su bolsita y su paso coqueto, con su tic tac en la pollera. Llovía afuera y también dentro de mí. Por suerte, la democracia había vuelto y mi padre ya estaba en casa. Entonces le dedique mi primera canción, Hoy es Domingo: Alza las trenzas/ deja las penas/ pon tu polleras hoy es domingo/ trae la guagua/ junta naranjas/ pon tus enaguas/ hoy es domingo, Hoy es Domingo/ hoy es domingo/subite al cerro, allí veremos, la ciudad su resplandor…Era el domingo de la Hilariashon, libre de mi, de mis angustias precoces, de mis llantos por la injusticia por no tener madre. Gracias a ella comprendí al sopocachi denso, al del personal de servicio que alimentó mi alma. Gracias a ella amo intensamente a La Paz y ahora escribo alguito. Mi ángel de la guardia tuvo polleras de cholita paceña y se llamaba Hilaria Chami, por eso cuando algunos insultan diciendo chola o indio i mierda yo me encolerizo pues insultan a mi madre adoptiva.
La Hilariashon apareció luego en la canción Alasita, “Es solo ver al plomero, con su titulo de ingeñero…es solo ver a la Hilaria, y el camión que soñó su infancia”, dishendo.
En esta Alasita 2011 te la dedico con todo amor.Me gustaría volver a verte, besarte en tus mejillas de heladero, abrazarte dando vueltas por la calesita de tus polleras, treparme por tus jardines de mantas. Me gustaría saber de ti, mama Hilariashon, ojala nos encontremos en algún mercado paceño comiendo anticucho con salsa de maní. Ojala me reconozcas y me digas Manuelitoshon, habías crecidoshon, hasta viejitoshon te habías vueltoshon ¡ Harto te extraño.
Por: El Papirri
Ella llegó a mi vida como una bendición, días después mi madre se iba al cielo. Yo había cumplido 13 años pero parecía de 8, flaco, tímido, hipersensible, inseguro. Ella era la típica cholita paceña, con el borzalino en equilibrio, la manta tinturada de diario y otra mas exquisita para el domingo, los aretes dorados colgando en llamerada, un topo de plata unía las prendas, polleras gloriosas aladas en calamina, los encajes de sus interiores inmaculados de decoro, un t’usu sólido y moreno para bailar huayños, para girar y girar con los chutas hasta el infinito. Los zapatitos de miniatura parecían bordados a mano, pancito de miga era su pie sin zapato.
Cholita joven, estudiante del CEMA de la Escuelita Ecuador, se llamaba Hilaria, de apellido Chami, de la zona de Sorata, lunareja, se reía con todos sus ojitos pues la viruela la había calado; cejas como cerritos, una quemadura cruel le manchaba la comisura del labio izquierdo. Cuando se lavaba el cabello en la terraza, sorprendía la cantidad y calidad de hebras que chorreaban como cascadas tostadas iluminando la mañana. Una camisetita blanca sugería el pezón morado adolescente. Yo permanecía absorto al contemplar la artesanía de las trenzas, la velocidad de sus dedos ensortijándose, el tarareo tierno de sus huayños.
Me había quedado huérfano, mis hermanos se habían casado y se fueron a otra parte, mi padre estaba perseguido por las dictaduras de turno. Aparecía un ratito a resoplos, yo le mostraba la libreta, me daba plata para los recreos, a la Hilaria le daba su sueldo, algo para el mercado, movilidades, para pagar el colegio y se iba presuroso de nuevo. Algunas veces estaba confinado, otras veces refugiado en el Perú. Cinco años me quedé con la Hilaria.
-Manuelitoshon, tienes que hacer la tareashon. Después tomamos un tesitoshon, y tienes que ordenar tu ropa para mañanashon, ordenaba dulce. A todo le ponía shon.
En las noches solía dormirme en sus enaguas, me arrullaba con su olor a coca profunda, acariciaba mis rulos, me buscaba pulgas. Lavábamos juntos ropa escuchando aquellas pioneras radios aymaras casi clandestinas de la década del setenta. Así, aprendí a mover el cerquillo en la kullawada, a animar en las morenadas, a silbar tarkeadas, a tejer, a saludar y contar en aymara, a reírnos jugando al ludoshon. Fue mi consejera de las primeras chicas, a k’alazos me volvía a la casa cuando me quedaba a huayronquear con mis cuates. Hablábamos también con eco—con ecooo, yaaa. Me enseñó a comer pasankallas en el ex parque de los monos, a tirarnos con naranjas, a volar por el resbalin, a revolcarnos en el sol. Cuando salí bachiller ella me llevo del brazo.
Un día desapareció para siempre, se fue bajando la subida con su bolsita y su paso coqueto, con su tic tac en la pollera. Llovía afuera y también dentro de mí. Por suerte, la democracia había vuelto y mi padre ya estaba en casa. Entonces le dedique mi primera canción, Hoy es Domingo: Alza las trenzas/ deja las penas/ pon tu polleras hoy es domingo/ trae la guagua/ junta naranjas/ pon tus enaguas/ hoy es domingo, Hoy es Domingo/ hoy es domingo/subite al cerro, allí veremos, la ciudad su resplandor…Era el domingo de la Hilariashon, libre de mi, de mis angustias precoces, de mis llantos por la injusticia por no tener madre. Gracias a ella comprendí al sopocachi denso, al del personal de servicio que alimentó mi alma. Gracias a ella amo intensamente a La Paz y ahora escribo alguito. Mi ángel de la guardia tuvo polleras de cholita paceña y se llamaba Hilaria Chami, por eso cuando algunos insultan diciendo chola o indio i mierda yo me encolerizo pues insultan a mi madre adoptiva.
La Hilariashon apareció luego en la canción Alasita, “Es solo ver al plomero, con su titulo de ingeñero…es solo ver a la Hilaria, y el camión que soñó su infancia”, dishendo.
En esta Alasita 2011 te la dedico con todo amor.Me gustaría volver a verte, besarte en tus mejillas de heladero, abrazarte dando vueltas por la calesita de tus polleras, treparme por tus jardines de mantas. Me gustaría saber de ti, mama Hilariashon, ojala nos encontremos en algún mercado paceño comiendo anticucho con salsa de maní. Ojala me reconozcas y me digas Manuelitoshon, habías crecidoshon, hasta viejitoshon te habías vueltoshon ¡ Harto te extraño.
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