lunes, 18 de abril de 2011

EL MOVIMIENTO MAR-TI

DOMINGO DE CH’AQUI

Por: * El Papirri

“Tengo Arenas en las patas, vengo del mar /traigo sones de mulatas, arena y cal/ pintan cielos los delfines, todo esta en paz/ caballitos de marfiles, conchas de sal…soy boliviano en Chile viendo la mar, que nostalgia de años miles, quiero llorar ¡”, dice parte de la canción Un Boliviano en Chile compuesta en un cuartito ,frente a la Casa de la Moneda.

Era 2007, llegué a Santiago convidado por los cumpas sobrevivientes de la izquierda genuina chilena que organizaban un Festival de la Canción Latinoamericana dedicado a Bolivia. Fue una estadía y osadía intensa. Cuando llegamos al Aeropuerto dos comitivas esperaban: una oficial (con banda y parada) al Ministro de Defensa de Bolivia; la otra, de ch’askosos ex guerrilleros al Senador Peredo y a mi. Mientras Ministro y Senador al final se iban juntos con sus motos de sirenas, me metieron al minibus con los ch’akosos que me miraban fijamente, como queriendo descubrir algo.

Di recitales en disímiles lugares en una semana de 10 días. En los barrios populares como Peñaloren, Lo Prado, en barricadas universitarias, en teatritos chulos, en cafés anarquistas, en Pubs de la “wiskizquierda” de Bellavista junto a una diversidad de artistas chilenos. Por la calidad, resalta en mi evocación aquel concierto con Pancho Villa en el Auditorio de la Universidad Nacional y la noche dedicada a Brassens con Eduardo Peralta en el Rincón Nerudiano de Bella Vista. Por lo entrañable, el concierto en Peñaloren, donde conocí a María León, enérgica líder barrial que en su humilde casa dirigía tres reuniones simultaneas: la del sindicato, la del partido y la de la futura feria de navidad. Toqué en el medio de las tres. Al verme medio gordito, la María de Santiago, una dieta me ha enseñado, la dieta de la palmera, el tronco pa’ dentro los cocos pa’ fuera¡ Luego todo el barrio me despidió, tras el coche corrían los chiquillos villeros lanzando besos con las manitos, cantando Que tal metal.

Recuerdo un acto emotivo en pleno comedor popular del mercado de Santiago. Mientras tomábamos una sopita de caracoles, aparecieron los ch’askosos con la alta dirigencia del Movimiento Popular Patriótico Manuel Rodríguez, luego de discursos nos condecoraron con una medalla al valor, al senador y a mi ¡ Festejé el inmerecido reconocimiento con vino blanco de damajuana en vasito de plástico. Los dirigentes Julio, Damian, Marco, Osses pronunciaron palabras y vivas a la revolución. Fue allí que uno de ellos me obsequio un DVD y me dijo con sonrisa de roto chileno: teni que verlo en Bolivia pa’ que no te asustes.

Volviendo a los conciertos, el más grande fue el del Festival, en un coliseo, había unas dos mil personas, tocamos con Inti Illimani, Pancho Villa y otros cantautores. En el camerino conocí a dos zampoñistas y un charanguero chileno, montamos sobre el pucho mis canciones Whipala (1992) y la histórica Hasta Ahurita: salió bien. Allí veías aplaudiendo a la minoría absoluta de chilenos que apoyan nuestro retorno al mar.

Recuerdo una visita a Valparaíso, que lugar hermoso ¡La casa de Neruda, los cerros con ascensores, las paredes multicolores y …la mar. Recuerdo que Damian, tenia una imprenta y el 50% de la producción la dedicaba al Movimiento Patriótico haciendo afiches, volantes y panfletos gratis. Ese Chile de Allende y Neruda aun late under, vive en los ojos y la esperanza de estos entrañables compañeros.

Damian agarró su auto y nos llevo hasta la otra casa de Neruda, en Isla Negra, unas cuatro horas de carretera por la costa, mojamos nuestros pies en aquel océano frío y absoluto. Ya en la casa de Neruda me atreví a echarme en su camita, con la almohada parada estallaba el mar al frente. Por supuesto que las guías me sacaron de una oreja.

No puedo olvidar aquella noche de la canción compuesta en un cuarto del depto. de Ale Stuart, poeta, fotógrafo, militante de la vida, gnomo gigante, personaje intenso que organizó una reunión/ cena en homenaje al Papirri con jóvenes poetas y cantautores del Movimiento Kahuin. Cantamos lo más sofisticado de nuestro repertorio, tomamos vino barato pero de calidad, reímos y me enamore de una digito 2 cantora de blues que me rechazó pues su pareja estaba al frente, era mujer y cantaba rap. El Ale se reía con sus ojos; decepcionado, me fui al cuarto a componer la canción.

Una noche de concierto en el café Brasil inventé el Pisté (pisco con té) dando una linda audición. Luego del show apareció un joven con lentes, pinta de letrado manchado de barricada, quien hacia firmar un libro de adhesiones a los presentes. Cuando llegó a mí con el libro, pude leer en la tapa del mismo: Movimiento MAR-TI (Mar para Bolivia, Tierra a los Mapuches). Agradecido, firmé el libro, se sentó, se presentó como Marcelo, le invité un par de Pistes y en lo mejor me dijo “tengo que irme, acompáñame que quiero mostrarte mi auto”. Salimos y en la puerta esperaban dos carabineros pinochetistas con botas altas, me miraron con asco, le pusieron esposas y lo metieron al carro policial. Marcelo estaba en su día libre logrando las adhesiones.

Llegando a Bolivia pude ver aquel video que me entregaron en el mercado, era un documental sobre una fuga asombrosa de la cárcel de alta seguridad, los presos eran los cumpas que me condecoraron, habían hecho un hueco desde su celda, luego un túnel laaargo por debajo de un canal brotando en un parque hacia la libertad. Habían estado presos varios años por haber realizado un atentado a Pinochet donde murió toda la seguridad menos el dictador. El que ideó la fuga fue aquel joven del Movimiento MAR-TI que no pudo salir pues quedó último de la fila por dar paso a sus compañeros. Con semejantes amigos no veo la hora de volver a Chile y cantar: “por que tengo arenas en las patas, traigo toallas y sanguches, soy del Movimiento MARTI: Mar para Bolivia, Tierra a los Mapuches ¡

*El Papirri es Manuel Monroy Chazarreta, compositor y guitarrista boliviano.

SERRAT : HISTORICO ¡

Por: El Papirri

“Menos tu vientre/ todo es confuso /menos tu vientre/ todo es futuro fugaz/ pasado/ baldío y turbio”, cantaba Joan Manuel Serrat con su bella guitarra flamenca este sábado pasado en el Coliseo Rumiñahui de Quito ante unas 15.000 personas estremecidas. Esta preciosa canción pertenece al disco “Miguel Hernández”, ese de tapa de luto, dedicado al poeta mártir y grabado en 1971… 40 años después , el catalán nos ofrece un nuevo disco dedicado al poeta denominado “Hijo de la Luz y de la Sombra”: esa noche auténtica interpretó 6 canciones de la nueva musicalización, todas sólidas, soberbias.

Serrat cumplió 68 años, en 45 años de carrera grabó cerca de 40 discos originales. Cuando ingresó al escenario con su chamarrita y jeans parecía un jovato rokero rolinga, decidido, bien parado, sonriente, feliz. Entonces emprendió con “Para la libertad” y se me salieron varias lagrimas ( seria porque me había tomado unas cervezas prohibidas por el día del padre? ) ,coreando atragantado, con la certeza del suicida : Porque soy como el árbol talado que retoño y aún tengo la vidaaa¡.

La banda tenía como primer teclado al histórico Miralles, compinche por más de cuatro décadas del catalán, en coordinación fina, preciosa con el segundo teclado y computadoras del veterano y sensible Kitflus. Guitarrista triple con eléctrica, nylon y acústica, bajo turnando contrabajo, baterista encerrado en su casita de cristal y una violinista enérgica completaban este emotivo quinteto serratiano. Con “Lucia” (1971), nuevamente moqueamos. Entonces el Nano se puso gracioso, irónico, cómplice dijo: “Yo soy español, pero en realidad soy catalán, nosotros los catalanes hablamos catalán desde pequeños, no lo podemos evitar, amamos en catalán, morimos en catalán y cantamos en catalán, permítanme hacerlo” y emprendió con la bella Paraules d’amor cantada extrañamente en gran coro quiteño. La tribu de la sensibilidad en Quito sorprende cada vez más, público digito 3 para arriba era de ver esos rostros de varias generaciones acompañando las canciones: en “Aquellas pequeñas cosas” y “Mediterráneo” la cosa fue de convulsión.

Cuando emprendió con las nuevas canciones- pretexto del concierto- hubo un silencio misterioso, un respeto insólito al tratarse de una multitud en coliseo; hay que escuchar bien el nuevo CD, mientras me quedo con una copla que subía un tono por estrofa, muy difícil de cantar. La voz del Serrat 2011 es un susurro preciso, en los agudos despierta aquel guapo pop, en los medios navega suave, expresiva, madura. Entonces llegó la “Nana de las Cebollas” del primer Miguel Hernández, conmueve saber que el poeta escribió la prosa en 1939, en plena prisión franquista, cuando supo que su esposa y primogénito- en pobreza rotunda- solo se alimentaban de pan y cebolla. Conmueve saber que el poeta les regaló esta poesía contra el hambre. Y sorprende saber que la música es de Alberto Cortez.

Luego Serrat otra vez se comunicó como en la sala de su casa con los miles de hipnotizados, Mi alter ego Tarres es un terrible, es el que se coge a las mas guapas, por un problema de faldas en Quito lo despistamos diciéndole que íbamos a Alaska, dice cual abuelito pícaro. Y emprende con “Hoy puede ser un gran día”, “Cada loco con su tema”, “Esos locos bajitos”, canciones de los ‘80, haciéndonos aterrizar otra vez en gemidos con “Sinceramente Tuyo” y “Penélope”, esta vez en una versión entrañable con guitarrita nomás.

Serrat está incólume, sabio, enérgico. La vida le pasó duro por encima, en los inicios de los ’60 se le puso difícil con los catalanes radicales que no aceptaban que cante en español, luego en los setenta el franquismo lo persigue y tiene que refugiarse en México un par de años, siendo que desde los ’80 con la democracia, todo fluye y crece en su

vida y carrera. Con el inicio del nuevo siglo, la salud no le acompaña venciendo un cáncer y nódulos en el pulmón. Verdadero, impar, Serrat terminó saltando en su chamarrita, retando con sus dedos a la gente, convocando los coros finales en “Tu nombre me sabe a yerba”, siempre pulcro en las entonaciones, siempre sincero en las alocuciones. Salimos livianos, como de una guitarreada, sabiendo que habíamos asistido a un acontecimiento señero, con un Serrat Histórico.