martes, 21 de diciembre de 2010

USA II: EN BOSTON

Por: El Papirri

Llego a un Boston tibio, en la parada trucha de buses chinos me espera un compa chileno de nombre Sergio Reyes, sesentón, barba blanca, con acento medio gringo, Es que vivo acá desde el golpe de Pinochet, dice como masticando algo. Vamos a su departamento, me entrega dos panfletos con una estrella roja de fondo, uno de la marcha de organizaciones sociales y otro de mi concierto. Era 1o de mayo de 2008 y Reyes- ex militante socialista- le daba duro a las saudades revolucionarias en USA organizando estos eventos. En el departamento, la esposa de Sergio- una señora chilena amable- sirve un tremendo desayuno, cuenta que su hija vive en Santa Cruz, que ama Bolivia. Breve descanso, duchita y directo al acto por el 1o de mayo en el centro de Boston, en un parque fastuoso rodeado de árboles esbeltos y edificios patrimoniales. Una cúpula para retreta en el centro del parque había sido transformada en escenario, un grupo de regge saltaba letras en englishñol con protestas contra el sistema. Jaleaban talvez cien personas sentadas en el pasto, parejas plurimultitutifruti con aretes y tatuajes, todo un mini Woodstock. Mientras Sergio cantaba a Violeta Parra, un compatriota orureño de nombre Jhonny se acerca a hacerme una entrevista para su programa de folklore andino en Boston.

Pasan rozando los caballos con policías encima, parsimoniosos, amenazantes en sus cachiporras. Sergio me llama al escenario, un saludo desde Bolivia digo ante la ovación y ahí nomás lanzo canciones de protesta que me salen de la memoria más remota mientras en el fondo veo que se acerca una contramarcha republicana con sus carteles pulcros contra el comunismo. El público siente aquello, la actuación se acaba rápido, se paran, se ordenan en cuadrados estilo guerra medieval, poco a poco los bandos se aproximan; Jhonny de Oruro me llama, aparecemos adelante, los caballos con sus policías van creando una frontera invisible para que las marchas no se encuentren en un topetazo. A dos metros, una gringa parece insultarnos con cara despiadada, el Jhonny le responde, se putean en ingles perfecto, pregunto a los gritos que dice, el orureño traduce que se queja porque no puede terminar su maestría por culpa de los migrantes, Yo le respondí tan vieja y haciendo maestría…dice el Jhonny riendo con su k’asa. Un gordo amarillo con cara de buldog amenaza con su bate de béisbol, le hago la señal de pija con los dedos, el rollizo decide embestir, se tropieza cayendo de nariz, la sangre pinta el pasto, dos gringas aúllan, llega la ráfaga violenta de gas lacrimógeno. Terminamos corriendo adelante de los caballos hacia el cuarto piso de uno de los edificios patrimoniales donde se daría el recital. Jhonny me ayuda con la guitarra.

Entramos a una sala bonita con unas 100 butacas, probamos sonido mientras algunos marchistas se lavan los gases de la cara. Entonces aparece el Larita, un batero que estudiaba música en Berklee, nos abrazamos, habíamos tocado alguna vez con este músico boliviano alemán que cargó su bombo para que tocáramos juntos y así fue. El concierto en dos partes transcurrió con excelente atención y disfrute de la gente que participaba, reía, lloraba y al final bailaba. Vendimos disquitos, ganamos hasta para pagarle al Larita. Fue la primera vez que toqué en un cuarto piso.

Terminado el recital, nos fuimos al restaurante mexicano del piso uno a comer y beber cerveza Tecate, gritábamos vivas por el 1o de mayo, gloria a Víctor Jara, Jhonny se inflaba morado con los vivas a Sacco y Vanzeti.

En lo mejor de la fiesta, yo debía partir a Nueva York para continuar la tournee. Entonces Sergio organiza una comitiva intercultural bien chispeada para despedirme en la terminal de chinos de Boston. Un argentino de aretes emparejado a una hindú bostoniana comandaban la corte clamando un hip hop con rimas sobre Bolivia, un mulato haitiano de Hawai le daba duro a una especie de vuvuzela de caña, otro barbudo

con acento chileno cubano levantaba la mano gritando viva Fidel, Jhonny raspaba la Tecate como matraca. Me despidieron en coro general con Te recuerdo Amanda. Mientras el Bus partía se escuchaba en lontananza Manuel, Manuel, Manuel, el Larita me hacia señas telefónicas y Reyes se inflamaba de canciones.

USA I: EN NUEVA YORK

Por: El Papirri

Algunos compatriotas en USA querían escuchar al Papirri en Vivo. Fue así que en Abril viene la gira de conciertos por la Costa Oeste de USA. Llegando a Miami el maltrato en el Aeropuerto es insólito, me encierran en un cuarto, me quitan el atril, rajan el charanguito al inspeccionarlo, asustado llego a Washington. Por suerte esperaba en el Aeropuerto un gran tipo, el inolvidable Ivan Dávalos. Me aloja en una boardilla tierna de su casa que topaba de frente a un bosque con bambis que nos saludaban todos los días. En las mañanas estudiaba el repertorio, cambiaba cuerdas, abría la heladera y tomaba yogurt. En las tardes prueba de sonido y conciertos varios por DC. La esposa e hijos de Ivan, solidarios, generosos, me ayudaban a vender discos en los recitales, para ganarme alguito pues. Entonces, una ex que vivía en Nueva York se entera de mi estadía placida, me ubica y decide joderla.

De nombre Soraya, había sido mi amante en varias épocas, alguna vez de ch’aqui le prometí matrimonio. Plantea que la visite para ver posibilidades de actuación, no había tocadas los próximos tres días, decido ir a conocer la Gran Manzana tomando un bus chino de 30 dólares de WDC a NY con despedida cariñosa y preocupada de mi familia Dávalos. Llego al China Town, aparece Soraya puro stress en su carro, me deja solito en la quinta avenida para parquear, camino provincianamente hasta las ex torres gemelas, unos peruanos me venden postales del 11-S, les invito una lata de cerveza, me subo a los hombros del gigante de Piura que cobraba un dólar por mirar sobre las calaminas de las caries en construcción. En pleno equilibrio aparece Soraya stress, vamos al Impair State grita, rozamos el perfumado Central Park, una ráfaga de oros por el Rockefeller Center. Al trote llegamos a un puerto, remontamos al Ferry perezoso, las gaviotas congratulan, la estatua de la libertad al fondo parece de cartulina, Manhattan expande sus rascacielos, el sol acaricia la espuma, saca fotos con su cámara, nos hurgamos, me cuenta que su concubino albañil porteño es muuuy celoso, terminamos almorzando de tardecita en Queens. A la sazón aparece una gorda beniana de nombre Ana, hacen el enroque, me lleva a su casa en una van, su marido pelado puertorriqueño puteaba en ingles, no sabían que hacer conmigo pues me convierto en testigo incomodo de sus frustraciones. En la noche, la pareja me lleva a Time Square, pasamos el puente destellado, quedo cojudo por las luces de la Gran Manzana, respiro Broadway. Luego, cena silenciosa por el cumpleaños de su joven hijo con retardo que llega con Soraya stress. Proponen hacer un concierto en Queens, en el Restaurante Peña Copacabana, separamos la fecha. Volvemos cabeceando a la casa del pelado, duermo mal con el joven especial de vecino recitando en voz alta poemas de Rimbaud. Al día siguiente Ana la beniana me deja en el China Town, le casco una sopa de fideos suculenta retornando a la placidez de mi familia y a continuar con los conciertos en Virginia que algún día recordaré.

A la semana, Soraya llama al teléfono de la casa, dice que la beniana le había depositado en su cuenta el 50 % del cashe (250 dólares).Entonces viene el retorno a Nueva York previo concierto un día antes en Boston (de los mejores de la tournée). Directo a la Ban beniana, a probar sonido en Queens mientras van llegando haaartos cochalas con ansias de llorar kaluyos. De telonera se presenta por media hora una cantante digito tres de Sucre. Con unas tetas descomunales, buenas curvas y voz afinada roncea la manta con sus pistas de morenadas, unos 50 paisanos revolean el cacho, brindan, babean. La cantante de nombre Sheila dice: es un orgullo presentar al cantautor, desde Bolivia, Manuel Chazarreta. Entro a escena, combino mis canciones con repertorio de farra colegial, salgo sudado de bises. Soraya no aparece nunca.

Cuando voy a cobrar el cashe acordado, Ana la beniana me dice que le había depositado todo a Soraya, que no tenia nada para mí. No me quiere prestar el celular para llamarla. Quedo atónito, solo, en la puerta de Queens sin saber pa’ donde ir, son las 3 de la mañana, menos mal tengo quibo del concierto de Boston. Atrás, la farra se pone más densa. Entonces aparece como una visión nashonal Sheila, me agarra del brazo, caminamos media hora con mi maletita con rueda k’asa, subimos a su kitchinette, no tenia cama, dice que las termitas se la habían comido, nos recostamos en un sleeping. Luego de un cachascan intenso, que si que no, examino las tetas más sabrosas de la década, su perfume oriental me ahoga. Dormimos acurrucados un par de horitas, charlamos sobre sus hijitos que están en Sucre, desayunamos chocolate, Que increíble lo que te hicieron, hasta a mi me pagaron, dice en soprano; yo quiero más de ella pero debe irse a trabajar a una fábrica de fideos. Me deja con gesto dulce en un tren hacia China Town, vuelvo a Washington con el abismo de la estafa, tratando solo de recordar Boston y las tetas de Sheila.

YO SOY PLURINACIONAL E INTERCULTURAL

Por: El Papirri

Para concluir este año con mis crónicas semanales les cuento que estuve participando en el “Encuentro Internacional sobre el Estado Plurinacional e Intercultural, Sumak Kausay y Derechos de la Naturaleza” realizado los días 13 y 14 de Diciembre de 2010 en la Sede FLACSO-Ecuador, con la participación de académicos, dirigentes de organizaciones y lideres espirituales de Ecuador, Bolivia, Brasil, Argentina, México, Guatemala y Perú. De tanto escuchar ponencias encontradas, llego a la culminación de que yo mismo soy un producto intercultural nacido de encuentros plurinacionales. No es por alaraco, desde hace siglos voy siendo así.

Atisbando mi historia por vía materna llego a vislumbrar a la madre de mi abuelo, Agustina Chazarreta, matriarca de luz propia, de estirpe vasca mestizada en la campiña del chaco; se sospecha que apareció un mulato uruguayo anónimo, bohemio y cantor, que la enamoró hasta perder la lucidez y de aquellas noches de pasión clandestina nació mi abuelo Andrés Chazarreta quien ejerció el apellido materno-ante la disipación del moreno cantor- naciendo un mulatovasco de gran talento musical, hoy declarado padre del folklore argentino. De allí vienen mis churcos, mi amor por el blues, la bossanova, el tango y mi testarudez crispada. Alguna vez me mostraron una foto del abuelo Andrés con su hermana y tías: parecía una banda de gospel del Mississipi. Andrés enamoró perdidamente a la hija del italiano Antonio Palumbo quien había llegado desde Napoli a fabricar vinos y quesos en una hacienda del chaco en Manogasta (de allí viene mi entusiasmo por el trago y mis ataques de ira). Mi abuela Anita Palumbo Orellana, mestiza napolitana con sangre quechua (el tano se casó con chaqueña), procrea una niña hermosa poblada de rulos, la bella vascoafroitaloquechuaespañola Anita Chazarreta Palumbo, mi madre, quien fuera eximia concertista de guitarra y bailadora de chacareras. En cuanto a los volcanes y nevados genealógicos de mi padre, alcanzo a mi abuela Concepción Block que traía genes de Alsacia-donde será?- mezcladitos con chicharrón cochala quechua. La abuela Conchita se enamoró irremediablemente de un mestizo bi sanguíneo aymara español de Antofagasta (entonces Bolivia) mi abuelo Manuel, naciendo los ríos plurinacionales del papa German, fornido mestizo alsacioaymaraespañolquechua .

Entonces, compañeros, me declaro full color, componente del multiverso, militante de la diversidad. Soy vascoafroaymaraalsacioitaloquechuaespañol, un menjunje digno del paradigma de la complejidad, por eso toco la guitarra a veces como charango, a veces como batucada, cantando con voz de migrante tanguero y con la musicalidad vital de una tarka que zapatea esta múltiple esencia. Por eso, hermano indígena dirigente, no me mires raro en este Encuentro, no exijas que sea mono racial, muchas razas navegan por mi alma y no tengo la culpa. Soy un verdadero ch’enko total a puro orgullo, un combinado plurinacional tejido en el amor intercultural, fruto hibrido inconcluso de nuestro continente. Por esto, hermano afroecuatoriano que me miras como diciendo que haces en este Encuentro, no me pidas que tenga un solo color, tengo una whipala derretida en las venas.

Me hubiera gustado parlar mis siete lenguas, reunirme con mi familión planetario en esta navidad y festejar que somos hijos del cosmos, padres del mestizaje, nietos de la diversidad plurinacional amasada con pasión intercultural. Difícil es . Me queda ejercer la defensa total de lo plurimultituttifruti y ser insurrecto con los racistas, con los imperialismos que tratan de imponer un solo modo de ver la vida y desprecian las autodeterminaciones, con los supuestos mono-sanguíneos (lo serán?) que a veces creen

pertenecer a una tribu superior. Por eso hermano anglosajón del gollete rojo, no me pidas que sea parte de occidente, occidente es solo una parte mía.

Soy un mixto florido, confundido y romántico que solo quiere dar y recibir humor y amor, militante activo de la cuna planetaria de la sensibilidad; humanista- animalista de una minoría absoluta que cree posible un mundo poblado de paz y mira al prójimo con la ternura y comprensión desde su alma atravesada. Hey dicho. Felices fiestas. Manuel Fernando Monroy Chazarreta Block Palumbo Misky Chami Matoko.